OPINION


“Doble Diez”

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Por Carlos Christian Sánchez
Asesor Diplomático

Hace noventa y un años, un movimiento revolucionario dirigido por el doctor Sun Yat-sen lanzó una campaña por lograr la democratización en el vasto imperio de los manchúes, en China. El 10 de octubre de 1911, seguidores de la causa rebelde provocaron una revuelta en Wuchang, provincia de Hubei, debido al arresto de sus compatriotas. Tras la batalla de Nanking, los demócratas chinos obligan al Emperador a renunciar.

Para el Continente Asiático, la fundación de la República de China (ROC), significó el final del sistema monárquico y la promoción de la democracia en el Oriente. Un baluarte que todavía se mantiene en el denominado “País Celeste”, pero que por desgracia, sólo se aplica en Formosa, llamada también Taiwán.

Igualmente, la democratización de China a principios del siglo pasado representó la definitiva apertura del dragón asiático al resto del mundo. Por siglos, el aislamiento fue la política legítima que aplicaban los emperadores, agobiando a los millones de campesinos que trabajan sólo para servir al monarca en Pekín y no por su tierra.

Luego de la denominada “retrocesión” de 1949 (es decir, cuando las tropas comunistas se apoderaron del territorio continental chino), la República de China ha logrado mantenerse sobre todas las dificultades de las presiones diplomáticas por forzar una no tan deseable incorporación al régimen maoísta de Pekín. Pero, qué ha sido de la ROC en Taiwán en los últimos años.

En Taipei, Taichung y Kaoichung, las grandes ciudades de la China Democrática, es posible notar el enorme crecimiento de una identidad propia nacional. Taiwán es ya una potencia comercial mundial, además de colocarse en la vanguardia de la alta tecnología informativa, la producción industrial y la agricultura de exportación.

Abandonando el ostracismo de los consecuentes gobiernos nacionalistas, la China Democrática ha experimentado un cambio político significativo, con la llegada de Chen Shui-bian a la presidencia en Taipei. La multiplicidad de partidos políticos, la amplia reforma social y la modernización de la educación permitieron moldear una nación que difiere totalmente del resto de la China.

Los continuos esfuerzos por parte de Pekín por aislar a la República de China de la comunidad internacional han hecho que ésta adopte una política de diplomacia pragmática para asegurar su respetabilidad entre las naciones de todo el mundo. La ROC en Taiwán mantiene relaciones diplomáticas formales con 28 naciones, y contaba con 95 oficinas representativas en otros 61 países.

La ROC en Taiwán es un mundo aparte de la China Continental. Sus 23 millones de habitantes conforman a una nación progresista que incluso busca el acercamiento con sus vecinos asiáticos, en especial sus propios hermanos de la China Continental. Recordemos que el parentesco familiar con las provincias costeras, el intercambio comercial y los meros contactos políticos nos indican que hay interés de parte de los chinos de Taiwán por compartir ideales con la China Popular.

 

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