Seguro te ha ocurrido. Estás en una discoteca con tus amigas, y de pronto se te acerca un hombre guapísimo, te invita a bailar y te ofrece un cóctel. Todo va muy bien hasta que él comienza a hablar.
Es una conversación en una sola vía. El sabe más de carros que cualquier otro hombre, en sus días libres lo llaman del trabajo porque nadie sabe tanto, y en la cocina es un chef. Es la perfección andante y tu mayor desilusión.
Es cierto, a las mujeres nos gusta que los hombres estén acorde con todo, sin embargo, si abusan llegan a cansar.
Según Anna María Cardellicchio, psicologa, de la Clínica de la Familia en San Francisco, esto se debe a una estructura psíquica que se forma hasta los 6 años. El niño va desarrollando sentidos y sentimientos.
En la mayoría de los casos los hombres no se dan cuenta de su forma de ser, asumiendo normal su comportamiento. Estas personas se caracterizan por tener un alto ego, un concepto del "yo" en grande. Además sienten que destacan más que los demás.
En términos generales el yoísmo no es una enfermedad, es una manera de llamar la atención, quizás una forma de buscar aprobación de los demás, el "yo" no es consciente.
Sin embargo, en casos extremos se puede volver un problema. Cuando la persona en cuestión afecta su entorno social, su trabajo y su vida de pareja, es entonces cuando se recurre a la ayuda de un profesional, aunque no existe un tratamiento hay una terapia llamada Cognitiva Conductual, que ayuda a mejorar su forma de ser, debido a que es un rasgo no un defecto.