Si usted supiera que el éxito de las marcas lo provocan dos cosas: la publicidad bien elaborada y la calidad natural del artículo, tal vez no se dejara embobar de las imágenes para decidir por un producto o no.
Es cierto que las empresas que invierten gran cantidad de dinero venden sus marcas para colocarlos en niveles económicos deseados; es decir, ubican a un determinado producto dentro de una clase social privilegiada para vender estatus. Al poseer usted esta línea de ropa, electrodoméstico o auto, no hay que dudar que a usted lo verán como persona de sociedad con solo mirar la marca de su camisa.
Tal vez sea esto lo que promueva que miles de personas pobres en el mundo deseen oler y vestirse igual que los millonarios, pero qué lástima que sea solo para aparentar tener, cuando en realidad no existe nada de riqueza material en ellos.
Si usted es de esas personas que se desviven por tener una camisa especial y mostrar la marca a todo el mundo, sólo para sentirse bien consigo mismo, vaya bajándose de esa nube porque su imperio termina cuando el hambre en casa comienza a atacar.
Si ha sentido un fuerte ruido en su estómago, es hora de ver la realidad que le señala que no está para gastar la plata del hogar en ropa de lujo, cuando su presupuesto no da para más.
¿Qué le recomendamos? Bueno, la recomendación número uno será buscar ropa de calidad a buen precio, aunque no suenen en los comerciales. Mire la tela y los acabados. De esta forma probablemente descubra una excelente pieza que le dure años y quizás los mismos años que le dura esa camisa de 60 dólares.
Deje de estar creyendo en las cosas materiales que el mismo hombre inventa para su comodidad. Busque el amor de Dios y verá que Él le llenará todo el vacío que habita en su corazón con tan sólo invocar su nombre y pedirle perdón por sus pecados.
