AUSENCIA DE CLINTON EN REVERSION
DEL CANAL DE PANAMA
Una mala
señal de EEUU para América Latina
Andrés Oppenheimer
Tomado de "El Nuevo Herald"
Bill Clinton,
Presidente de Estados Unidos, no estará presente en los
actos del 31 de diciembre próximo, en Panamá.
Altos funcionarios norteamericanos dicen que hay un debate
aguerrido en la Casa Blanca sobre si el Presidente debería
ir a Panamá para la ceremonia de entrega del Canal, según
lo previsto en los tratados Torrijos-Carter de 1977.
Se espera que dignatarios de todo el hemisferio estén
presentes para la ocasión.
Los asesores de política doméstica de Clinton
le están recomendando no ir, argumentando que su presencia
allí podría arruinar su legado histórico
en política exterior si --como han augurado siempre los
conservadores de Estados Unidos-- Panamá no logra administrar
o defender bien el Canal. Los asesores de política internacional,
en cambio, le están aconsejando ir, aunque fuera para
una ceremonia dos semanas antes del traspaso oficial del Canal,
fijado para el 31 de diciembre.
¿Por qué es tan importante todo esto? Porque
el Canal de Panamá ha sido históricamente uno de
los temas más conflictivos en la historia de las relaciones
de Estados Unidos con América Latina, y podría
volver a serlo en cualquier momento.
Durante muchas décadas, la izquierda y gran parte de
la elite política latinoamericana han considerado el Canal
de Panamá y la presencia de tropas estadounidenses en
ese país como símbolo del imperialismo norteamericano.
La presencia de las bases militares de Estados Unidos en ese
país fue el tema central de manifestaciones antinorteamericanas
en toda la región, hasta que el presidente Jimmy Carter
negoció --en medio de uno de los debates de política
exterior más feroces de la historia de Estados Unidos--
la retirada norteamericana de Panamá el último
día de 1999.
El gobierno de Clinton dice que completará su retirada
a fin de año, tal como está previsto. Pero en lugar
de convertir la ceremonia de traspaso en un símbolo de
la nueva comunidad de intereses entre Estados Unidos y Latinoamérica
--y el final oficial del colonialismo de principios de siglo--
pareciera que quisiera entregar el Canal casi silenciosamente,
en un evento de bajo perfil.
Preguntado al respecto, un vocero del Departamento de Estado
señaló que el viaje de Clinton "aún
está en estudio''. Si no va, la delegación de Estados
Unidos estará probablemente encabezada por la Secretaria
de Estado, Madeleine Albright, señaló.
Sin embargo, otros funcionarios de Estados Unidos dijeron
en privado que la presencia de Clinton haría una diferencia
enorme.
"Sería uno de los eventos simbólicos más
importantes en la historia del hemisferio'', dijo un alto funcionario.
``En lugar de escaparle al asunto, deberíamos aprovecharlo
a nuestro favor''.
Si el debate sobre el Canal de Panamá quedó
decidido hace más de dos décadas, y la Casa Blanca
está decidida a respetar los acuerdos, ¿por qué
no aprovechar la ocasión para darle un nuevo impulso a
las relaciones entre Estados Unidos y América Latina?
En momentos en que hay una percepción generalizada en
la región de que Washington está nuevamente olvidando
a sus vecinos del sur, sería difícil pensar en
un momento más oportuno para un acercamiento.
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