Cuando el atleta colonense Irving Saladino pisó suelo patrio el pasado viernes, empezó una competencia entre las autoridades gubernamentales por ver quién le otorgaba más reconocimientos.
La Orden al Mérito Deportivo Don Manuel Roy, la Condecoración Ave Fénix en Categoría Oro, "Hijo Meritorio", la Llave de la Ciudad y hasta una vía con su nombre fueron, entre otras, algunas de las distinciones que el número uno del mundo recibió en las ciudades de Panamá y Colón.
No hay duda que en las calles la gente se comportó a la altura al demostrarle al "canguro" toda su admiración y cariño.
Irónicamente, el viernes 29, al mismo tiempo que Saladino recorría abordo de un carro de los bomberos la ciudad capital, una lluvia ponía en evidencia las muy malas condiciones de la fosa de salto largo y la pista de tartán del Estadio Armando Dely Valdés en Colón.
Después de haber sido objeto de tantas distinciones, debe ser decepcionante para el ganador de la Copa Mundial llegar a su país y encontrarse con que, al igual que él antes del 2004, sus coterráneos siguen entrenando en un sitio que no reúne las condiciones para el desarrollo de los deportistas.
Fue la fosa en mal estado, la falta de equipos adecuados y otros problemas, lo que obligó a Saladino a emprender el vuelo hacia Sao Paulo, Brasil, pero en Colón y en otras provincias del país, las dificultades persisten.
¿Acaso tendremos que enviar a todos nuestros atletas al exterior para que desarrollen su potencial?
Es manteniendo las instalaciones deportivas en buenas condiciones e implementando un plan de desarrollo la mejor manera en que el INDE y otras instituciones del país pueden rendirle tributo a "luminarias" del atletismo como Saladino.
Finalmente, me quedo con las palabras de aquella muchacha que corriendo en la pista del Armando Dely, dijo: "Nuestros dirigentes tienen que trabajar más y "figurar" menos".