Ser minusválido no es impedimento para llevar acabo sus estudios y la formación profesional para salir adelante.
Un ejemplo de ello es Omar Bernal, a sus 37 años, quien quedó postrado en una silla de ruedas por un accidente de tránsito el 28 de marzo de 1993, era un joven dinámico a quien le gustaba bailar, hacer deportes, siempre con mucho entusiasmo, el que no le ha desaparecido.
Antes de quedar en una silla de ruedas, Omar, estudió en el Instituto Jesús Nazareno de Atalaya y perteneció al coro juvenil San Juan Bautista de Aguadulce.
Pero ahora al estar en una silla de ruedas, no ha desmayado en hacer lo que le gusta, y tener lo que él quiera como una licenciatura en Derechos y Ciencias Políticas, al igual que un técnico en Veterinaria.
A pesar de tener sus dos agroveterinarias San Lázaro, las que abrió en 1997 y la otra sucursal en el 2000, el licenciado Bernal, desea que el Despacho de la Primera Dama dé al discapacitado de Aguadulce una oportunidad de salud, empleo y comunicación.
Abrió su primera clínica mediante un préstamo con el MITRADEL del cual aún está moroso, ya que el negocio no le da para pagar las letras, pero sabe que tiene que cumplir con dicho compromiso.
Como discapacitado en una silla de ruedas, el licenciado Omar Bernal, se ha encontrado con obstáculos como la falta de rampas en algunos sitios, por lo que decidió hacer estos accesos a sus dos establecimientos.
ESPERANZA DE CAMINAR
Las posibilidades de caminar están vivas para Omar, ya que 1995 fue a Cuba, con los recursos de algunas amistades que le apoyaron como el coro San Juan Bautista y un grupo de jóvenes de la barriada Las Mercedes. Le dieron el diagnóstico bastante positivo de poder caminar y mantenerse parado, sin la silla de ruedas.