Cuando un hijo actúa mal, todos los padres se quieren volver locos y hasta ponen el grito al cielo, ya que aseguran que ellos nunca fueron así en sus tiempos.
Pero, hay que reconocer que los tiempos han cambiado, y lo que ante s era motivo de alarma, hoy día lo es de entera preocupación. Por eso ante la situación de problemas que se presentan en la sociedad, los padres deben estar pendiente de sus chicos, y reconocer que la educación entra por casa.
No es posible dar a nuestros hijos una educación adecuada, si no pensamos en darles los elementos para auto-conducirse en libertad, y un elemento muy importante en este sentido es la formación de la conciencia moral.
El primer principio moral se encuentra escrito en el ser de los niños desde el primer momento de su existencia.
Los padres deben saber que, mientras sus hijos no desarrollen esa conciencia, deberán suplir ellos mismos esa falta de desarrollo de la misma manera que le procuran los alimentos porque los niños no pueden hacerlo por ellos mismos.
Las fallas que los padres cometan durante este período de formación, serán las fallas en los mecanismos de la conciencia de sus hijos.
Cuando papá o mamá emiten juicios de valor, los niños suelen adueñarse de ellos, de esta manera, resaltando las acciones buenas y sancionando las malas, estará colaborando a la formación de la conciencia.
Es necesario despertar en los hijos la responsabilidad por sus actos, por lo cual es conveniente que las sanciones sean en orden a reparar el daño producido por la falta. Además de ayudarlos a formar un ideal.
Poco a poco, hay que comenzar a darles independencia en las decisiones, sin que esto signifique que no podamos sugerirle lo que haríamos nosotros en su lugar.