Tras el súbito fallecimiento del ex presidente Guillermo David Endara Galimany, comenzará a conocerse en su justa medida, la personalidad del hombre honesto, valiente y defensor de la democracia que fue.
El desaparecido mandatario tuvo, tras la invasión armada estadounidense, la responsabilidad de asumir las riendas del poder y establecer las bases de una nación democrática que ha visto, luego de su gestión, cuatro torneos electorales, considerados como un ejemplo de civismo y transparencia.
Endara tuvo una muy destacada trayectoria política que comenzó siendo muy joven, cuando desde muy temprana edad debió partir al exilio con sus padres, para después convertirse en un destacado dirigente del Partido Arnulfista y el hombre que se atrevió a enfrentar a la dictadura militar.
A él le debe el país la recuperación económica, después del hartazgo y los desafueros de los militares; Endara demostró poseer un temperamento capaz de resistir todo tipo de ataques.
Endara vivió una experiencia presidencial compleja, en la que debió enfrentar el radicalismo de sus propios aliados y también una oposición que pretendía desestabilizar su proyecto de gobierno.
Los actos que se dieron al inicio de su mandato, la intentona golpista del coronel Eduardo Herrera, las marchas negras, la inseguridad ciudadana, como resultado del desmantelamiento de las Fuerzas de Defensa, demostraron la capacidad de Endara para también enfrentar imprevistos.
Para combatir a quienes pretendían subvertir el orden político, no invirtió en soldados o en armas, sino que apostó por las soluciones emanadas del diálogo, el consenso y el respeto a la democracia.
Deja un legado de tolerancia, de pacto con los intereses de la Patria, de solidaridad con los que menos tienen y de siempre estar comprometido con los más altos principios ciudadanos, con la honestidad, la transparencia y la lucha frontal contra la corrupción. Guillermo Endara es el "Padre de la moderna democracia panameña".
