Cerca de las 9:00 a.m. de ayer, miércoles, el sol radiante comenzaba a azotar con toda su intensidad la Plaza de la Catedral en el corregimiento de San Felipe.
Decenas de personas ya se encontraban a esa hora en los alrededores del histórico lugar para rendirle un homenaje póstumo al ex presidente de la República, Guillermo Endara.
No hubo distinción de razas, credo ni nacionalidades. Tanto adultos como adolescentes y niños se hicieron presentes en esa cita con la historia.
La aglomeración de personas fue una oportunidad de oro para que los vendedores ambulantes hicieran algo de dinero.
Allí estaban los raspaderos y vendedores de agua y gaseosas, cuyos productos ayudaban a mitigar el intenso calor.
Tampoco faltaron los vendedores de chances y billetes de lotería, ofreciendo los números de la suerte, algunos de ellos relacionados con aspectos de la vida o circunstancias de la muerte del fallecido mandatario.