¿Iglesia Católica cerrará puerta de los templos a suicidas?
Juan Pablo II aprobó un nuevo Catecismo en el que se dedicó todo un apartado al tema

Eduardo Soto P.
Crítica en Línea
Monseñor Fernando Torres, obispo de Chitré (léase Herrera y Los Santos, en Azuero) echó un balde de agua fría sobre sus feligreses cuando dijo que daría instrucciones a sus párrocos para impedir la entrada de los cadáveres de suicidas a los templos católicos y, todavía más delicado, a los cementerios, lo que obligaría a los deudos a enterrar sus difuntos fuera del campo santo. Pero ¿Por qué esta decisión tan severa del obispo Torres? No es para menos: las provincias bajo su mandato encabezan las listas de suicidios en el ámbito nacional. Este año, hasta el mes de julio, 48 panameños se han quitado la vida, y una gran mayoría lo hicieron en Herrera o Los Santos. Las estadísticas son escalofriantes, según los estudiosos: unos dicen que por cada suicidio hay por lo menos tres intentos; otros señalan que por cada persona que se quita la vida, diez fallaron en su intento; por tanto, como término medio, se puede decir que por cada muerte premeditada, hay cinco intentos frustrados. En Panamá, quienes más intentan quitarse la vida son las mujeres, pero con menos efectividad. Por su lado, los hombres lo intentan menos, pero cuando lo hacen no fallan. Según el Obispo Torres, el Derecho Canónico condena el suicidio y le permite a él la decisión de negarle las exequias a los suicidas, e impedirle el acceso a terreno sagrado. ¿Es eso cierto?
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