EDITORIAL
La amenaza de los busitos colegiales o "diablillos amarillos"
Apesar de los severos cuestionamientos
que se han hecho contra los conductores de transportes colegiales y que
el público llama "diablillos amarillos", el Ministerio
de Educación y la Dirección del Tránsito no han reaccionado
con efectividad ante este problema que amenaza con agudizarse.
En enésimas ocasiones se han recibido denuncias que estos conductores
saturan de pasajeros a las unidades rodantes y, aun por sobre la capacidad
del busito colegial, transportan adultos, por lo que los estudiantes tienen
que viajar como "sardinas en lata", según la expresión
popular.
Otras críticas que se les hacen a numerosos choferes de los "diablillos
amarillos" es la excesiva velocidad con que conducen, los vidrios ahumados
y las bocinas con un volumen superior a los 85 decibeles. Como se podrá
observar, hay anomalías en este sector y se impone que las autoridades
correspondientes tomen ya cartas en el asunto.
Los que contratan este servicio han tenido que padecer el cobro ilegal
de vacaciones que tienen que pagar, inexplicablemente, los usuarios. Tal
práctica es un abuso, pero se ha postergado una acción eficaz
para eliminar este privilegio que unilateralmente se han concedido los choferes-propietarios
de estos transportes colegiales.
Los que alquilan o contratan este servicio, en su gran mayoría
no son personas ricas. Son padres de familia que buscan la seguridad y comodidad
de sus hijos para transportarlos a la escuela, pero parece que no hay reglamentación
al darle la concesión de este servicio.
Hace algunos meses protestamos por el abuso de la Gobernación
de Panamá al cobrarle una determinada cantidad de dinero a cada busito
colegial que traspasara el Puente de las Américas, un impuesto sin
fundamento y a todas luces ilegal. Ahora abogamos para que haya seriedad
en los transportes colegiales, ya que son numerosas las quejas que se reciben
porque el servicio es deficiente.
Los buses "diablos rojos" y muchos taxistas que siguen escogiendo
carreras y se niegan a llevar pasajeros, constituyen la pesadilla del transporte
selectivo y colectivo. Los "diablillos amarillos" se han sumado
ahora a esta situación porque las autoridades tolerantes han permitido
que este mal endémico avance. Lo peor es que no reaccionan frente
a esta irritante situación.
Llamamos una vez más la atención sobre este problema que
puede agravarse. Parece que nuestras autoridades sólo van a despertar
de su letargo cuando el pueblo se tome la justicia por sus propias manos
y decida hacer respetar sus derechos. Ya los usuarios están fastidiados
de tanto manejo desordenado, pero quienes tienen que intervenir están
ciegos, sordos y mudos.
Eviten jugar con candela. Un padre de familia tiene una reacción
más fuerte cuando le tocan sus hijos. Hacer caso omiso de ello, es
una provocación insensata.


|