Miércoles 30 de sept. de 1998

 








 

 

FAMILIA
Violencia Familiar

Monseñor Rómulo Emiliani

Todos somos hijo de Dios, somos hermanos y nacimos para vivir en paz, en comunicación, en comunión y armonía. Adán y Eva fueron creados para vivir en armonía, pero su soberbia los llevó a apartarse de Dios porque ellos desearon ser como El y cayeron en el pecado de la soberbia. Su hijo Caín mató a su hermano Abel, por la envidia que es producto de la soberbia.

Querer ser como Dios, que es el pecado de soberbia, lleva a la violencia y hasta la muerte. Nuestros instintos deben ser controlados por la razón. Pero por la soberbia, la razón se deja controlar por el instinto de agresividad, se descontrolan las pasiones que deben ser pulidas por el Espíritu y se generan sentimientos tan tristes y dolorosos como el odio.

Los soberbios, los orgullosos, los que se creen Dios, terminan siendo violentos para alcanzar sus fines. De hecho, nacimos para la paz pero el pecado lo trastorna todo; nacimos para ser libres, pero somos esclavos del pecado. Entonces vivimos en una situación realmente anormal, porque estamos rodeados por la guerra, la desgracia, la violencia, los crímenes, y toda clase de atrocidades que hay en el mundo. Es el resultado del pecaso y la madre del pecaso, según la Palabra en el Antiguo Testamento, es querer ser como Dios-la soberbia.

La soberbia lleva a la envidia, que lleva a los celos, que lleva a cometer actos violentos, muchas veces fatales. La violencia tiene muchas facetas y todas conducen a la destrucción de otra persona.

Las emociones dañadas por el pecado de la soberbia causan situaciones muy destructivas en la sociedad. Muchos hombres se creen superiores, se creen Dios, y golpean a sus mujeres si ellas se atreven a oponerse a lo que dicen. Muchos papás son violentos con sus hijos, por que creen que solamente ellos tienen la razón.

Hay muchas clases de violencia. Es tan violento el hombre que golpea a la mujer como el que no le habla ni le da cariño. Es tan violenta la madre que le pega a un hijo, como la que no le da amor.

Es tan violento el chiquillo que es malcriado con sus padres, como aquél que no les habla. Hay muchas clases de violencia y todas se generan en el pecado de la soberbia, en querer ser como Dios.

¿Por qué nosotros que somos hermanos vivimos siempre en rivalidad y pugna y nos destruimos? Por el pecado de la soberbia-creer sólo YO tengo toda la verdad. YO merezco esto o debo poseer aquello, YO o mi clan o mi tribu o mi partido o mi país. Desgraciadamente, también en la casa nos olvidamos que hay otros que tienen iguales derechos y caemos, al final, en la violencia.

La familia es muy vulnerable y se sufre mucho cuando prevalece el pecado y no se siente la presencia del Señor. En muchas familias por una pugna o una rivalidad sin control, se ha agredido, hundido y hasta destruido a un miembro de la familia por culpa de los sentimientos de envidia de otros. Hay mujeres que han enloquecido por las acciones de hombres que son auténticos torturadores; a nivel psicológico, e hijos que han sufrido muchos trastornos por efectos de tener una madre posesiva y egoísta.

¿Cómo está tu alma y tu familia?, vives en paz contigo mismo y en tu casa?

En las familias hay muchas discusiones estériles, absurdas, mucho maltrato y violencia porque las diferencias entre los miembros de la familia provocan peleas, gritos y golpes, y mucha división.

 

 

 



 

BOLETIN COMUNITARIO
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"Ojala te interesen los derechos de la mujer"

 

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