A pesar de que el actual gobierno elevó los aranceles de los ocho productos agropecuarios considerados como sensitivos para la economía nacional, los productores nacionales no han alcanzado los niveles óptimos de competitividad en el mercado local.
Ni el alza de los aranceles agropecuarios, ni los periodos de gracia, ni los programas de reconversión, han mejorado sustancialmente la eficiencia de los productores.
El paternalismo hacia este sector se continúa practicando, renglón en donde el pueblo panameño sigue pagando un alto precio por la calidad de materia prima nacional agropecuaria.
La falta de una clara y coherente estrategia va provocando el abandono de la actividad agropecuaria, la cual causa el incremento de los índices de pobreza, el éxodo a las ciudades y el incremento en las tensiones sociales causadas por la desocupación y la violencia, así lo demuestran los hechos.
El Producto Interno Bruto Agrícola, continúa cayendo, el cual es apenas sostenido por uno u otro rubro no tradicional, para el consuelo de los conformistas.
El problema del sector primario panameño, tiene sustentaciones más profundas que las opiniones que alguien pueda emitir en discriminatorias y violadoras de la ley, así como la falta de transparencia no sólo para quienes sobreviven de él sino para todos los ciudadanos. |