Guerrilla avisa de guerra generalizada

Agencias
Internacionales
El presidente colombiano, Andrés Pastrana, hizo esta semana una decisiva visita a Estados Unidos en busca de apoyo político y financiero para un plan que saque a su país de la recesión económica y le permita buscar la paz con las guerrillas izquierdistas, pero éstas lo rechazan y advirtieron sobre una generalización de la guerra interna. Con una economía sumida en la mayor recesión de este siglo, en medio de un estancado proceso de paz con la principal guerrilla del país, la preocupación de sus vecinos por el desbordamiento del conflicto armado, un latente problema de narcotráfico, y denuncias sobre la persistente violación de los derechos humanos, Pastrana viajó a Nueva York y Washington llevando bajo el brazo su denominado "Plan Colombia". La estrategia, cuya implantación en los próximos tres años costará 7.500 millones de dólares, está orientada a recuperar la economía, avanzar hacia la solución del conflicto armado, luchar contra las drogas, fortalecer la democracia y procurar el bienestar social de los colombianos. En Nueva York, ante la Asamblea General de Naciones Unidas, Pastrana respondió a la preocupación de sus vecinos y de la comunidad internacional por la agravación de la guerra interna en Colombia, anunciando que no permitirá ninguna injerencia o intervención extranjera. "Ya no son tiempos de intervención, son tiempos de cooperación", dijo Pastrana, quien remarcó su oposición a cualquier intervención en su país bajo cualquier pretexto, ya sea para combatir el narcotráfico o a la insurgencia. Por el contrario, Pastrana, que el pasado 7 de agosto cumplió el primero sus cuatro años de gobierno, pidió la solidaridad y apoyo económico, recalcando que no espera "ayuda", sino "comercio". En Washington debió emplearse a fondo para reafirmar el respaldo del presidente Bill Clinton a su empeño por alcanzar la paz negociada con las guerrillas izquierdistas, y que la mayoritaria bancada republicana en el Congreso ve con recelo. El hostil ambiente legislativo estadounidense quedó evidenciado con la advertencia que hizo el presidente del comité de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes, Ben Gilman, que condicionó el respaldo a un incremento de la ayuda militar a Colombia, "a la restauración del acceso del Gobierno a la zona de impunidad de las narcoguerrillas". Gilman se refería a los 42.000 km2 del sur del país que en noviembre del año pasado Pastrana entregó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) para lograr que aceptaran iniciar un diálogo orientado a una negociación de paz. El congresista quiere también que los guerrilleros de las FARC que en marzo pasado asesinaron en Colombia a tres indigenistas estadounidenses paguen en ese país por el crimen, pese a la negativa de los rebeldes a entregarlos siquiera a la justicia colombiana, que dicen no reconocer. El "zar" antidrogas de Estados Unidos, Barry McCaffrey, durante una visita a Colombia en julio pasado, ya había alertado públicamente sobre la percepción que tiene Washington respecto a la situación que se está viviendo en ese territorio, que el Gobierno colombiano denomina "zona de distensión". El propósito de la entrevista de Pastrana con Clinton, además de presentarle el "Plan Colombia", al parecer también buscaba revertir ese desfavorable ambiente del Congreso a su estrategia pacificadora. El plan (para cuya financiación Pastrana dice que su Gobierno destinará 4.000 millones de dólares y espera obtener los otros 3.500 de Estados Unidos y la comunidad internacional como un reconocimiento a la lucha que Colombia ha librado contra el narcotráfico) fue calificado por Washington como "ambicioso pero realista", sin prometer de inmediato ninguna ayuda concreta. Pero el plan ya tiene un declarado y fuerte enemigo: las FARC, que lo recibieron como la "alianza de Pastrana con los Estados Unidos para incrementar la guerra en Colombia, con el sofisma de combatir conjuntamente el narcotráfico". Este pronunciamiento del líder de la principal guerrilla de Colombia, Manuel Marulanda ("Tirofijo"), con quien Pastrana se ha entrevistado personalmente en dos ocasiones, se produce cuando las conversaciones con la agrupación insurgente de 12.000 combatientes se encuentran suspendidas desde hace tres meses, sin una perspectiva próxima de reapertura.
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Pero el plan ya tiene un declarado y fuerte enemigo: las FARC, que lo recibieron como la "alianza de Pastrana con los Estados Unidos para incrementar la guerra en Colombia, con el sofisma de combatir conjuntamente el narcotráfico". Este pronunciamiento del líder de la principal guerrilla de Colombia, Manuel Marulanda ("Tirofijo"), con quien Pastrana se ha entrevistado personalmente en dos ocasiones, se produce cuando las conversaciones con la agrupación insurgente de 12.000 combatientes se encuentran suspendidas desde hace tres meses, sin una perspectiva próxima de reapertura.
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