TEMAS DE ACTUALIDAD
Futuro incierto

Fermín Agudo Atencio
Es una conmoción parienta con el paroxismo la que siento al observar las acciones de mi pueblo, desconcertado y desorientado, alejado de la civilización, que visita solamente a ciertos sectores con su carro de triunfos y sorpresas, brindando toda una suerte de beneficios. Mientras sigamos desunidos, ofreciendo un espectáculo paleolítico, dando la espalda a toda confraternidad, de traspiés en traspiés; asumiendo comportamientos huérfanos de toda fortuna descomunal, está muy distante que consigamos un bienestar común, como meta sensata. Hay que tener presente que el país nos pertenece a todos y no a nadie en especial, como quieren hacer ver, diciendo siempre la primera y la última palabra, porque siguen confiando en nuestra incapacidad que se desprende de una infiel falta de unión. Clamamos por un líder que en actitud hierática y acento meloso nos indique el camino a seguir, un Moisés contemporáneo con melena hirsuta, palo mágico en mano, quebrando el comportamiento de un conglomerado en zafarrancho que irónicamente ha perdido el sentido del tiempo. No logramos pensar con acierto, oímos decir con insistencia: juventud divino tesoro y todo viejo exterioriza diariamente, ¡ay!, qué hacer para volver a joven, cuánto diera por lograrlo. Todas estas exclamaciones nos están diciendo con erudición y sapiencia que esta es la edad para hacerlo todo, es la hora cuando el interés sirve de alimento al espíritu. Pero qué nos dice el hoy; un alarmante número se endilga al goce, otro al delito o bien amalgamados y un minúsculo porcentaje se dedica a las faenas juiciosas, el estudio. Con esta tendencia qué nación tendremos mañana, la misma de hoy, no hay cambio, el zapato perverso sobre el cuello del indigente mental. El denominador común nos indica, por desgracia, que los pobres son adictos al vicio, alérgicos de todo estudio formal, se enfadan cuando ponen a trabajar el pensamiento, siendo egoístas en esta forma con ellos mismos. Los pocos de la clase social baja que logran coronar sus carreras superiores, buscan sin dilación los escalones de la media alta, viendo de lejos las confrontaciones que sufren aquellos que fueron sus compañeros de juegos, un día. ¡Es la admonición que cae sobre los desprevenidos siempre! Es necesario un divorcio con la incuria, tal vez podremos, de esta manera encontrarnos con el prójimo y comprenderlos con razón, esa es la obra del místico guiador de pueblos descarriados. Hombre o mujer con dialéctica vastamente superior, que no nos falte el respeto, que no desarme nuestro honor, donde no haya existencia prisionera de la miseria, abriendo ríos de bondades y donde el rechazo social que sentimos se encuentre privado de libertad, suficiente razón para ser feliz. Desilusiona cuando se es alimento selecto de la frustración. Esos miopes y rancios esquemas me exacerban hasta el sonrojo; es por ello que esperamos con avidez el asomo del rostro augusto del elegido. En ese ciclo ideológico-político lo único que nos toca es profundizar conceptos y esperar. El pueblo tiene la palabra redentora.
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