Panamá se ha visto vestida de gala en su Centenario con la visita de muchísimos artistas. El teatro no se podía quedar atrás. En nuestras tierras estuvo de visita una de las figuras más importantes del teatro en el continente americano, Pedro Santaliz. Crítica tuvo la oportunidad de conversar en exclusiva con él. ¿Y de quién le hablamos? Del fundador del Nuevo Teatro Pobre de América, que no es más que una organización que se encarga de llevar a los suburbios de las ciudades las virtudes de un buen teatro, "siguiendo los ideales del gran Grotosky que llama a todos los teatreros a liberar de la opulencia al teatro y llenarlo de mensajes", como él mismo nos dijo.
Al estrechar su mano me di cuenta que su pureza de corazón y su sabiduría es sin igual. Su mirada me inspiraba un conocimiento infinito al servicio de los demás y efectivamente al momento de relatarnos su historia corroboró lo pensado.
¿Quién es Pedro Santaliz?El mismo se define como un teatrero de abolengo y luego suelta la risa. Aunque es verdad. Desde los cinco años las tablas de los teatros han disfrutado de sus interpretaciones y ha ido evolucionando desde ese instante.
¿Y de dónde surgió ese interés por producir teatro para pobres? Estando en el teatro de la Universidad de Puerto Rico tuvo la oportunidad de participar en el teatro rodante donde constató en carne propia lo rico que es trabajar para la gente humilde. Para él es la mejor manera de aprender junto a las personas. Era rodante ya que iban en carros y visitaban distintos sitios.
¿Repitió la gran experiencia? Claro que sí. Es más de esta manera fue que surgió el Nuevo Teatro Pobre de América, junto a Shirley Chesney en 1969. Su primera producción fue "Cadencia en el país de las maravillas", obra que se presentó en Panamá en 1993.
En Nueva York presentó sus obras en "los ghettos", lugares donde vivían los negros y los pobres puertorriqueños.
Un gran panameño que surgió de este grandeEl reconocidísimo director de teatro panameño Edgard Soberón Torchía aprendió junto a Santaliz y lo ha invitado a seguir deleitando a Panamá.
Combinación perfecta de la realidadSantaliz toma las realidades de su pueblo y las transforma sobre las tablas. Un ejemplo claro es "La culata del Niño Dios de Belén". Trae el problema de las drogas, la miseria y la desunión familiar y lo combina con las grandes obras de todos los tiempos.
"Mi teatro es complejo en tener esta conflagración de cosas que yo tengo dentro de mi existir artístico. Yo fui artista solista siempre, que recitaba poemas de Palés y Lorca en el sur de Francia en 1963. |