Lunes 21 de sept. de 1998

 








 

 


MENSAJE
"Para que te hagas hombre"

Hermano Pablo
Costa Mesa, California

"S
i eres hombre, tienes que tomar como hombre", dijo Tomás Jiménez. Y le alcanzó una copa llena de coñac a su compañero. El compañero lo tomó, haciendo gestos de desagrado y visible repugnancia. Al rato fue la misma cosa. "Tómate otra copa. Si eres hombre, debes aprender a beber". Y entre las risas de Tomás y los gestos y visajes del otro, se acabó la segunda copa.

Cuatro veces en el lapso de una hora, y a instancias de Tomás, pasó lo mismo, hasta que el compañero cayó víctima de convulsiones. ¿Quién era el compañero? Era un niño de cinco años de edad, hijo de la amante de Jiménez. El niño murió a los dos días en un hospital de Texas.

"Es el peor caso de insensatez que he conocido", dijo Mark Bigler, sargento de policía. El alcohol es dañino para todo el mundo, pero para organismos jóvenes, como son los dos de un niño o un adolescente, es veneno que puede ser mortal. Hacer beber alcohol a un niño, sólo por diversión, o por esa estúpida razón de que "tiene que hacerse hombre:, es sencillamente criminal.

Hay padres que enseñan a sus hijos adolescente a fumar y a beber. "Tiene que hacerse hombre", dicen éstos a las madres, que por lo general tienen aprensión natural a estos vicios. Otros individuos llevan a sus hijos a los clubes nocturnos para que conozcan mujeres, porque, dicen ellos: "Para hecerse hombre hay que conocer a la mujer".

Estas son de las peores manifestaciones de machismo ignorante que se pueden concebir. Hacerse hombre, hombre cabal, íntegro, recto y noble, es no ceder a los vicios y a las pasiones de la naturaleza pecaminosa. Por cierto, es controlarlos, dominarlos y vencerlos.

Cuando un hombre se emborracha no se hace más hombre, sino que rebaja, envilece, desmerece y degrada su condición de hombre. No es hombre cabal y verdadero el que voluntariamente suelta su control, pierde su mente y anula su sentido moral.

Sólo sometiéndolos al señorío de Jesucristo, haciendo de El el Señor absoluto de nuestra vida, estaremos libres de aberraciones y anomalías y desvíos y vilezas. Sólo así llevaremos una vida sana, y seremos dignos de ser llamados "hombres".

 

 

 

 

CULTURA
Discreción.

 

PORTADA | NACIONALES | OPINION | PROVINCIAS | DEPORTES | LATINOAMERICA | COMUNIDAD | REPORTAJES | CRONICA ROJA | EDICIONES ANTERIORES


   Copyright 1996-1998, Derechos Reservados EPASA, Editora Panamá América, S.A.