Los civiles la acosan, pero los compañeros de trabajo, quienes la conocen muy bien, saben que es casi un pecado piropearla. Es una mujer hermosa. Si Rolando Mirones organiza un certamen de belleza en la Fuerza Pública, de seguro que ella podría ser la Miss Policía.
Pero detrás de su linda cara y figura, hay un carácter fuerte. Es como el acetileno, comentó uno de sus compañeros uniformados con temor a que ésta se enterara.
Así es Edda Marlyn Linck Archer, de 26 años, una agente de la Policía Nacional, quien patrulla las avenidas de la ciudad capital de día y noche luciendo su uniforme olivo.
Tiene cuatro años de estar en la Policía y apenas un mes en el Grupo de Apoyo Al Servicio, conocido por sus siglas GAS. Los peatones cuando ven a esa guapa mujer blanca en la peatonal de la Avenida Central, se quedan admirándola, con ganas de que se los lleve preso.
“No salgo a bailar, tampoco de compra y mi tiempo libre se lo dedico todo a mi hija, Hillary de 7 años”, dijo Linck, nieta de franceses y estadounidenses.
La “poli” de 1.62 de estatura, de ojos verdes y rostro de seriedad, se graduó en el 2002 de Policía, e inició labores en el cuartel San Felipe. También ha pasado por Control de Multitudes, Sub-DIIP de Curundú, Arraiján, instalaciones en Ancón, La Joya y ahora en el GAS.
En su andar, ha estado en situaciones de peligro, como quedar en medio de una balacera en Curundú. "Tuve que tirarme al piso y la adrenalina se puso en lo alto", recuerda Edda Marlyn.
A pesar de su uniforme, siempre hay hombres lisos que han tratado de sobrepasarse, pero se han llevado una gran sorpresa y no han quedado con más ganas de fastidiar.
“El hecho de estar soltera no me preocupa, y si lo estoy, se debe a mi carácter, porque admiradores no faltan”, expresó Link con una cara bien amarrada.
Si alguien quiere enamorarla “debe venir por el piso, bajito” , dijo Linck y tal vez si le agrada y compenetran, posiblemente lleguen a entablar una relación seria.