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En diversas situaciones se nos presentan las oportunidades para ser colaboradores y solidarios tanto en el trabajo como en la vecindad donde vivimos.
En ocasiones Dios nos pone a prueba para saber si somos capaces de poner en práctica lo que pregonamos en nuestras creencias religiosas.
No nos cuesta nada y es tan fácil colaborar con una compañera o compañero de trabajo, ayudándole en un momento en una de sus necesidades, pero preferimos muchas veces hacernos los de la vista gorda y dejar que se "hunda".
En el vecindario se dan múltiples oportunidades para que colaboremos. Ellas van desde el arreglo fñisico de la entrada, calles, veredas, parques, entre otras.
También se nos presenta la oportunidad de colaborar ya sea con un consejo, asesoría o contribución en asuntos de seguridad, ornato, vialidad, aspectos sociales, etc. Pero preferimos no brindar ninguna opinión y luego criticar lo que los demás han hecho.
También, en ocasiones nos solicitan contribuciones económicas para realizar algunas mejoras o ayuda social y nos negamos a pesar de que podemos contribuir a ellas.
Con esa actitud demostramos que no somos colaboradores, solidarios y que no seguimos los preceptos cristianos. |
