Alberto Gonzales, uno de los más fieles colaboradores del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, abandonó ayer su puesto como Fiscal General, con lo que puso punto final a un mandato marcado por la polémica y los enfrentamientos con el Congreso.
En una breve ceremonia, Gonzales -el primer latino que llegó a dirigir el Departamento de Justicia- dijo adiós a sus más estrechos colaboradores, tal y como había anunciado el pasado 28 de agosto.
El hasta ahora fiscal general, de origen "mexicoamericano", deja el cargo sin que se haya elegido un sucesor, por lo que el cargo será ocupado de manera transitoria por uno de sus colaboradores, el fiscal Paul Clement.
Para sustituir a Gonzales se han barajado varios nombres.