Un mes ha pasado desde aquella fatídica noche del 13 de agosto, en que 24 personas perdieron la vida producto de un accidente de tránsito.
Eran aproximadamente 10: 45 p.m, cuando el bus 372995 de la ruta Las Garzas-La Doña, con más de medio centenar de personas, fue impactado de lleno por un camión volquete, con matrícula 528141 y conducido por Carlos Huertas, después que falló en el intento por rebasar a una camioneta.
La colisión fue dantesca, cadáveres amontonados uno sobre otro en el bus, conmovieron a los socorristas que acudieron a auxiliar a los heridos.
De este accidente hubo 15 sobrevivientes, que un mes después no logran superar la que quizás fue la tragedia más traumática de su existencia.
Los familiares que perdieron a sus seres queridos, entre ellos 27 menores que quedaron huérfanos por esta tragedia, han recibido ayuda del Estado y de particulares, pero nada podrá compensar el irreparable dolor que significó la muerte abrupta de los suyos.
En el lugar de la tragedia, un tramo de carretera de la Vía Panamericana, cerca de la entrada de Pacora, más de una veintena de corazones azules pintados en el pavimento, les recuerdan a los que por allí pasan el sitio exacto de una de las tragedias viales más grandes de la historia de Panamá.
Y mientras los días transcurren, en el semirural poblado de Las Garzas de Pacora, las cosas no han vuelto a ser las mismas desde aquella fatídica noche del 13 de agosto de 2009.