EDITORIAL
¿Qué nos viene?
Las terribles imágenes de los ataques suicidas contra el World Trade Center y el Pentágono todavía estremecen a la humanidad, en especial al pueblo de los Estados Unidos.
Los actos de recordación realizados ayer en Estados Unidos revelan que la potencia más poderosa del mundo, todavía no se recupera del horror. Hace un año, todas las plagas del Apocalipsis le cayeron a Nueva York, en el transcurso de una hora.
El tempranero sonido de las gaitas en la Gran Manzana señalaron una marejada de eventos que ciñeron de luto a la otrora "urbe que no descansaba, alegre e ilusionada", como lo era Nueva York. Norteamérica vive un momento de miedo y temor que ha de generar una avalancha de situaciones que descontrolarán al mundo.
El terrorismo islamista desafió a Occidente con el terrorífico ataque el 11 de septiembre, pero de inmediato desató la ira del coloso norteño, el cual con su pie de fuerza ya desbarató al Afganistán del Talibán y se concentra en prepararse a la posible conflagración en Irak.
Sólo basta recordar las palabras del presidente George Bush ayer en el Pentágono: "Renovamos nuestro compromiso de ganar la guerra que comenzó aquí". Algo es verídico: la violencia bélica no sanará las heridas del 11 de septiembre.
Sólo la paz, la convivencia pacífica y la renuncia al terrorismo, deben prevalecer entre los hombres. Los escenarios ya están dispuestos para la guerra contra el terrorismo: Afganistán cayó, le siguen Irak y quién sabe que otra nación, donde persistan los fanáticos del terror.
El mundo está en crisis y debe prepararse para cosas peores generadas por las guerras entre las sombras, religiosas e ideologías.
PUNTO CRITICO |
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