Alguna vez ha escuchando hablar de la palabra alexitimia. Es la enfermedad que padecen aquellas personas que se muestran indiferentes a lo que les rodea y tienden al aislamiento.
"En un alto porcentaje de los casos ha sufrido carencias afectivas en la infancia, lo que, sin proponérselo, limita su capacidad para demostrar sentimientos, llegando a afectar las relaciones sociales, incluyendo las familiares" afirma el doctor Francisco Alonso Fernández, psiquiatra especialista en relaciones de parejas.
La alexitimia es más común en los hombres, de hecho, por cada 10 varones con este problema sólo hay dos mujeres.
La explicación se debe a que la comunicación entre los dos hemisferios cerebrales femeninos es mejor, a diferencia de los masculinos, ya que la estructura es más voluminosa, lo que facilita mejor interconexión neuronal.
El catedrático Francisco Alonso Fernández manifiesta que puede hablarse de dos tipos de pacientes con alexitimia: "Los que ni sienten ni expresan, y los que sienten, pero no lo expresan". En ambos casos comparten los mismos rasgos que un paciente con depresión, pero en el alexitímico serán más acentuados problemas como incapacidad para experimentar placer, ausencia de apetito sexual, conformismo, desplazamientos rígidos y lentos.
Además, dificultad para establecer vínculos afectivos, falta de energía, impulsividad, incapacidad para reconocer los estados emocionales ajenos y nula comunicación; se muestran serios y aburridos.
Entre otros factores se incluye poca o nula actividad imaginativa, de fantasía o sueños, tendencia a establecer relaciones interpersonales estereotipadas, ya sea de dependencia o de aislamiento y visión poco clara de la realidad.
Finalmente, el especialista explica que la manera más cómodo de identificarla es a través de una pregunta clave: ¿Cómo se sentiría si viera venir hacia usted un camión a más de 100 kilómetros por hora? El psiquiatra indica que mientras la respuesta más habitual es "me sentiría aterrado o paralizado o echaría a correr", el alexitímico contestaría sin dudar "no sé", y se quedaría muy tranquilo sin preocuparse por tal cuestión.