¿Cómo confesar una violación sexual?
Marita, una niña de 5 años, fue manoseada por el suegro de su tía, allá en el pueblito que está después de Tebario, en Montijo, provincia de Veraguas.
El viejo, de unos 60 años, caminar lento, mirada tenebrosa y maliciosa, visitaba la casa de la consuegra cada tarde cuando sabía que no había un adulto allí, y "jugaba" con los pequeños, 4 niñas y un varoncito, a que se sentaran en sus piernas. El se soltaba la cremallera y dejaba al aire libre sus aparejos masculinos.
Las niñas, como quien juega al "Mirón, Mirón", hacían ronda. Marita contó a su tía que ellas "jugaban" con el viejo 'Goyo', pero que ya no querían jugar más con él "porque siempre era lo mismo". Las niñas explicaron lo que hacían con "Goyo" a la tía, quien llamó a capítulo al aprovechado que manoseaba a las niñas de 3, 4 y 5 años, hermanitas.
El caso nunca fue llevado ante las autoridades policiales porque la subestación les quedaba muy lejos, pero al viejo "Goyo" le prohibieron acercarse por la casa.
Según la tía de Marita y sus hermanitas, no le contó nada a su hermano para evitar que éste cogiera el machete y le "tumbara" la cabeza al abusador, pero compartió que ese señor era un atrevido que hasta ella enamoraba.
Las niñas-según la tía-no fueron violadas sexualmente, pero estuvieron a punto de ser víctimas carnales del hombre.
La realidad indica que en los pueblos del interior del país, las violaciones sexuales son hechos constantes donde en ocasiones, por desconocimiento de la Ley, miedo a represalias del abusador, o porque la ayuda policial les queda lejos, las víctimas no denuncian los casos.
Los casos de abusos sexuales deben ser denunciados ante las autoridades, y en el menor de los casos hacerlo del conocimiento de los vecinos para unir fuerzas.