Unos Juegos Olímpicos irrepetibles

Madrid
EFE
El bielorruso Vitali Chtcherbo, con seis oros en gimnasia, fue la estrella en Barcelona de unos Juegos impecables en cuanto a organización y con cierto aire político por la exclusión de Yugoslavia, la entrada por primera vez de Suráfrica, después de la extinción del apartheid, y porque los atletas de la URSS, en pleno desarme, fueron obligados a participar como el equipo unificado. Barcelona sólo recibió palabras de admiración y halago.La espectacularidad con la que el tirador paralímpico español José Antonio Rebollo encendió el pebetero con una flecha, sólo permitía soñar con unos Juegos distintos, que probablemente constituyan, hasta ahora, los mejores de la historia. Estados Unidos, con 37 medallas de oro, y con Carl Lewis como su estrella más deslumbrante, obtuvo la segunda plaza, seguido de Alemania con 33 oros en el recuento final.China fue cuarta y España, país anfitrión, batió todos los pronósticos y consiguió 22 oros, frente a los escasos 4 de Seúl. Vitali Chtcherbo fue el auténtico rey y sus seis medallas de oro en gimnasia artística lo certifican.El bielorruso y el resto de compañeros que compitieron con el Equipo Unificado demostraron, desde el primer momento, que eran los mejores con diferencia. El estadounidense Carl Lewis no pudo estar en la final de los 100 metros y vio con impotencia como el británico Linford Christie conseguía ser el más rápido de Barcelona.Lewis, quiso vengarse y demostró que él era el verdadero monarca del atletismo.Consiguió el oro en salto de longitud y en el relevo 4x100, en este último con récord mundial incluido. Se batieron dos récord mundiales más.En 400 metros vallas, Kevin Young se lo arrebató tras nueve años de imbatibilidad a su compatriota Edwin Moses.El tercer y último, el de 4x400, también cayó en manos de Estados Unidos, batiendo la plusmarca universal más vieja, desde 1968. La gran decepción del atletismo la protagonizó el ucraniano Sergey Bubka, que no fue capaz de superar los 5,70 metros, la primera altura que intentaba en la final. En natación, se batieron todos los récords, y nunca mejor dicho.Diez fueron las marcas mundiales que quedaron obsoletas y 27 las olímpicas, en la piscina Bernardo Picornell de la ciudad condal. Un tenista suizo pudo con los 41 grados de Barcelona para llevarse el oro.Marc Rosset venció en un partido épico al español Jordi Arrese.Hasta el propio Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, alzó gritos de ánimo para su compatriota.Fue un encuentro de récord olímpico en cuanto al tiempo se refiere, porque Rosset necesitó cinco horas y tres minutos para deshacerse del español por 7-6, 6-4, 3-6, 4-6 y 8-6. La joven tenista estadounidense En fútbol, el país anfitrión se llevó el oro.España, con Vicente Miera a la cabeza y con unos jovencísimos, pero prometedores Alfonso, Guardiola, Abelardo, Luis Enrique y Kiko, derrotó a Polonia en la final por 3 goles a 2.El oro no impidió que Miera quedara definitivamente desvinculado de la selección española, que pasó a las manos de Javier Clemente. En un Camp Nou repleto de seguidores españoles, la selección nacional no comenzó con buen pie, pero la entrada de los reyes al palco les dio suerte.Kiko en el minuto 90 conseguía el desempate y una medalla de oro, que superó a la de plata conseguida en Amberes en 1920.
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