El nuevo presidente de Panamá, Martín Torrijos, advirtió que reducirá el tamaño del sector estatal para poder alcanzar las metas fiscales en el presupuesto de este año.
Torrijos, hijo del que fue el hombre fuerte de Panamá en la década de 1970 y quien asumió el poder el pasado miércoles, tiene hasta fin de año para imponer un estricto control en el déficit fiscal, el que podría llegar al 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), según analistas.
La ley panameña prohíbe que el déficit fiscal supere el 2 por ciento del PIB, lo que implica que el gobierno tendrá que recortar el gasto o endeudarse para evitar violar la norma.
"Es una situación muy difícil, al final de cuentas hay que revisar el tamaño del Estado y la función del Estado", dijo Torrijos el jueves, durante una entrevista con Reuters.
Cerca del 80 por ciento del gasto público de Panamá sirve para pagar salarios en el gobierno, según analistas, pero Torrijos no dijo abiertamente que recortaría empleos.
"Hay un problema de un incremento de gastos en los últimos cinco años, no sólo un problema en cantidad de personas, sino en la forma en que se utilizan los recursos", agregó.
Panamá, con un 14 por ciento de desempleo y la mitad de la población en la pobreza, tiene una abultada deuda pública de 9,100 millones de dólares en una economía en la que el PIB fue de 12.000 millones de dólares en el 2003, lo que hace difícil que se pueda endeudar más para alcanzar la meta de déficit fiscal.
Analistas dicen que uno de los pocos lados positivos de la economía de Panamá, la cual se basa en buena parte en el Canal de Panamá, es el crecimiento anual del 6 por ciento y dieron la bienvenida a la buena voluntad de Torrijos para tomar decisiones impopulares.
Torrijos, que gobernará con mayoría legislativa, también prometió "profundas reformas estructurales" al sistema de pensiones.