La detención en la frontera con Costa Rica de un joven delincuente panameño ligado con las pandillas de las Maras Salvatruchas, debe alertar a las autoridades. Panamá tiene suficientes problemas con un centenar de pandillas locales, para permitir que ese tipo de delincuencia surgida en Centroamérica ingrese a nuestro territorio.
Para nadie es un secreto que las maras son los operativos de los carteles del narcotráfico a lo largo de Centroamérica y también manejan tráfico de ilegales, de armas y otros delitos como el secuestro, robos y asesinatos.
Ya desde hace algún tiempo se ha detectado elementos de las maras en Panamá, que sin duda que no vienen hacer turismo, sino a establecer contactos para abrir especie de sucursales del delito.
Con la detención del panameño en Paso Canoa se debe iniciar una profunda investigación para determinar las ramificaciones que pueda tener en Panamá esa organización criminal transnacional.
Al mismo tiempo, no se pueden obviar los programas sociales dirigidos a la juventud, que es el sector donde las maras reclutan a sus integrantes, que luego se transforman en peligrosos delincuentes que a la postre constituyen una lacra para toda sociedad.