Una clave para tener éxito en todo es planificarse y hacer las cosas con tiempo antes de que todo sea demasiado tarde.
Pero una vieja y mala costumbre de los panameños es dejar todo para último momento.
Cualquiera que sea el compromiso, tanto niños como jóvenes y adultos, esperan hasta la última hora, cuando ya el tiempo no estira más, para cumplir una tarea, labor asignada o cumplimiento de cualquier requisito legal.
Cada año usted puede observar un episodio de estas situaciones.
Al momento de sacar la placa de circulación vehicular, al presentar las declaraciones de renta, al comprar los útiles escolares para los niños, al estudiar para un examen planificado con anticipación, al momento de comprar los regalos de fin de año.
La lista es larga, pero estos son algunos ejemplos.
Eso significa que no planificamos nada en nuestras vidas y luego viene el stress de tratar de hacer en minutos u horas, algo que requiere mucho tiempo.
Si así somos en las cosas sencillas, peor es cuando se trata de otros compromisos más serios, como en el campo laboral o profesional.
Asista usted a un taller de mecánica y el encargado le promete que para tal día estará lista la reparación de su vehículo.
Llega la fecha acordada, usted pierde media jornada laboral y cuando llega a buscar su auto: ¡sorpresa! ni siquiera lo han tocado.
Ese tipo de cosas hace que países como Panamá Viva, Crítica en Línea, Crítica en Línea, Crítica en Línean en el tercer mundo a pesar de contar con los recursos necesarios para estar en otra categoría superior.
La gente hace grande a una nación, empresa u organización. Si la mayoría de las personas son mediocres, conformistas o poco importa, así mismo será tu país.