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Efisema pulmonar  |
Más del 40% de los aproximadamente 2 millones de estadounidenses con enfisema dicen que la enfermedad entorpece su capacidad para desarrollar las actividades cotidianas. No hay cura para esta enfermedad progresiva, sin embargo existen varias fórmulas para disminuir los síntomas y/o frenar su avance. Aunque pueda parecer una paradoja, las últimas investigaciones realizadas indican que la cirugía reductora del volumen pulmonar (CRVP)- puede eliminarse hasta un 30% de la capacidad pulmonar total en una de estas operaciones -puede mejorar la función pulmonar en algunos enfermos.
Los pulmones son órganos similares a esponjas, compuestos de multitud de pequeños conductos por los que circula el aire llamados bronquiolos, que terminan en microscópicos saquitos de aire denominados alvéolos. Un pulmón sano tiene millones de alvéolos. Si se extendieran a lo largo, la superficie que cubrirían los alvéolos de un solo pulmón podrían abarcar aproximadamente la superficie de una cancha de tenis. Las finas paredes de los alvéolos están cubiertas por una red de capilares venenosos a través de los cuales el oxígeno que es inhalado pasa a la corriente sanguínea, transformándose en un gas producto de desecho, el dióxido de carbono, al ser exhalado.
En un enfisema, las paredes de los alvéolos se destruyen paulatinamente, disminuyendo la superficie disponible para el intercambio de gases entre los pulmones y la sangre. Además, la fortaleza natural de los pulmones se resiente, haciendo que los conductos respiratorios se colapsen al exhalar, lo que dificulta que el gas pueda desalojar los pulmones. A consecuencia de ello, cuando los enfermos de enfisema inhalan, están intentando llenar de aire los pulmones que aún están parcialmente llenos de dióxido de carbono. El excesivo tamaño de los pulmones, una característica del enfisema, dificulta ya de por sí la respiración al interferir automáticamente con la operación mediante la cual los músculos transportan el aire dentro y fuera de los pulmones.
Entre los síntomas del enfisema se encuentran: insuficiencias respiratorias (disnea), tos, color azulado en la piel, resollar al respirar y serias dificultades para acometer cualquier actividad física. Finalmente el corazón puede verse gravemente afectado porque debe esforzarse más al cumplir su función dado que tiene que compensar la disminución del rendimiento de los pulmones.
Fumar está considerado como la causa directa de entre el 82 y el 90% de los casos de enfisema. Dejar de fumar es la única causa científicamente demostrada que detiene el avance del enfisema. Casi el 15% de los fumadores desarrollan enfisema, si bien fumar es especialmente peligroso en aquellas personas con insuficiencia genética de la proteína alfa 1-antitripsina (AAT), esta proteína sirve para proteger los pulmones contra cualquier daño. Fumar puede restar 10 ó más, años de vida a las personas que padecen esta insuficiencia genética de AAT. (Sólo se les ha diagnosticado esta insuficiencia al 6% de los 100.000 estadounidenses que se calcula la padecen).
Entre los tratamientos que pueden ser de gran ayuda para los enfermos de enfisema figuran: medicamentos que sirven para despejar los conductos respiratorios (broncodilatadores), terapia de oxígeno y ejercicios para mejorar la capacidad respiratoria.
En una investigación realizada con aproximadamente 2.500 personas que padecían tanto de enfisema como de insuficiencia genética de AAT, los participantes recibieron una "terapia de aumento", mediante la cual se utilizaron aportes de proteína AAT procedentes de donantes de sangre para incrementar los niveles de la misma en los pulmones y en la sangre. La terapia de aumento es cara (cuesta casi unos 60.000$ al año), y aunque esta técnica está disponible desde 1989, no está claro que pueda frenar el avance del enfisema o prolongar las tasas de supervivencia de los enfermos. El único método de terapia de aumento de AAT autorizado por la Agencia de Medicamentos y Alimentación (FDA) (Prolastina) conlleva transfusiones intravenosas semanales. Las pruebas desarrolladas en seres humanos en las que se ha experimentado con inhaladores de proteína AAT se han encontrado con graves inconvenientes.
Las infecciones pulmonares son un problema grave y potencialmente mortal para cualquier persona que padezca enfisema por lo que deben ser tratadas inmediatamente. Las vacunas preventivas contra la gripe y la neumonía son una opción a considerar.
Los transplantes de pulmón representan la última oportunidad para mejorar la función respiratoria en aquellos enfermos con enfisema grave, pero su práctica se ve restringida dada la poca disponibilidad de pulmones procedentes de donaciones. La cirugía reductora de volumen pulmonar (CRVP), ideada a mediados de los años 50 por el doctor Otto Brantigan de Baltimore, que consiste en la extirpación de las partes más afectadas de los pulmones inflamados, parece que mejora la eficacia de los músculos respiratorios en los tejidos pulmonares que quedan tras la intervención.
Aunque de las primeras investigaciones realizadas se desprende que mejora el rendimiento de la capacidad respiratoria, las complicaciones: como la alta tasa de mortalidad posterior, ha limitado la expansión de esta técnica quirúrgica. Este tipo de intervención alcanzó popularidad tras el desarrollo, en los años 90, de técnicas que mejoraban su eficacia y que, por tanto, hacían disminuir los índices de complicaciones posteriores. Sin embargo, aún faltan los datos procedentes de investigaciones a gran escala y de mayores periodos de seguimiento, y muchas dudas acerca de la CRVP siguen sin aclarar.
En octubre de 1997, el Instituto Nacional del Corazón, el Pulmón y la Sangre y la Tesorería de la Agencia del Servicio de Salud seleccionaron a varios enfermos para la primera prueba a gran escala y en varios centros médicos que sirviera de ayuda para confirmar el papel de la CRVP en el tratamiento del enfisema. Conocida como Prueba Nacional del Tratamiento contra el Enfisema, o PNTE, para esta investigación de unos 4 años y medio de duración se contó con la participación de unos 2.500 enfermos de enfisema. Tras un periodo que osciló entre 6 y 10 semanas de rehabilitación pulmonar, algunos participantes fueron seleccionados al azar para recibir, sólo terapia médica unos y terapia médica más CRVP otros. La investigación intentará responder a cuestiones tales como: ¿Cómo actúa la CRVP en comparación con la terapia exclusivamente no quirúrgica? ¿Aumenta la CRVP la tasa de supervivencia? ¿Cuánto duran los efectos positivos de dicha técnica? ¿Quiénes se beneficiarían más de ella? ¿Cuál es la relación coste económico-resultado de esta intervención?.
En un artículo aparecido en mayo de 2001 en la revista especializada Chest, el doctor Kevin Flaherty del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan, publicaron las conclusiones del seguimiento hecho a 84 pacientes que habían sido sometidos a una CRVP. Los investigadores médicos de Michigan revelaron que la capacidad física mejoró tras la CRVP, ya que la distancia que podían recorrer en seis minutos aumentó de 265 metros antes de la CRVP a 338 metros a los tres meses, 370 metros a los seis meses, 404 metros a los 12 meses, y 424 metros a los 36 meses. |