"La lucha en la muerte de Marbella García, era de Dios". Así se expresó el pastor del templo donde cada sábado asistía al culto la joven estudiante del Instituto Rubiano.
Las honras fúnebres de Marbella García Caballero dieron inicio a las 10:30 de la mañana de ayer, viernes, en medio de un silencio solemne por la magnitud del dolor que embargaba a las personas que la conocieron.
Poco más de una hora duró la ceremonia en el templo del Colegio Adventista, ubicado en Carrasquilla.
Marbella estaba vestida de blanco, dentro del ataúd blanco con ribetes rosados.
Parecía estar dormida, pero no era así, de lo cual sus padres, hermanos y compañeros de colegio estaban conscientes.
El dolor en los rostros de los presentes era palpable, sobre todo, de una de las hermanas mayores, quien demostraba no aceptar la pérdida, al igual que sus padres.
A lo largo de todo el servicio cristiano, el cuerpo de Marbella fue custodiado por una calle de honor que formaron sus compañeros.
Así fue como le dieron su último adiós quienes conocieron a Marbella.
En medio del ardiente sol, la caravana salió del templo camino al cementerio de Cárdenas, donde finalmente reposan los restos de la menor, de tan solo 13 años.