EDITORIAL
Cuenta regresiva
La primera mujer presidenta de Panamá está a un año de abandonar su cargo, magistratura que le fue dada por el voto popular en las elecciones de mayo de 1999, pero -como ella misma ha manifestado- quiere que el pueblo la recuerde como una gobernante que siempre se identificó con la gente del campo, no como una mujer prepotente.
Mireya Moscoso asumió el control de la nación un día como hoy, primero de septiembre, y su primer triunfo fue asumir el control de segundo órgano del Estado panameño: La Asamblea Legislativa, control que perdió un año después al salir a la palestra el Pacto Meta, unión entre Partido Popular y el Partido Revolucionario.
Este matrimonio posteriormente fue derrotado por una nueva estrategia del Ejecutivo, que hoy busca reconfirmar su dominio.
La simpatía de la gobernante perdió puntos a favor con los años. Ahora, su caída está marcada con por la tinta roja que hoy la mantiene muy por debajo de lo esperado, pero, a pesar de las críticas, la presidenta Mireya Moscoso, no deja de creer en las encuestas de carne y hueso que la llevaron al poder.
El próximo año le corresponderá entregar la silla presidencial que hasta ahora es disputada por Martín Torrijos, del PRD; Ricardo Martinelli, del Cambio Democrático; Guillermo Endara, del Partido Solidaridad y José Miguel Alemán, del partido oficialista.
El panorama político aún no se despeja. No hay momentos para hacer matemática, pues la suma y la resta no cuentan a la hora de evaluar el estado en que Mireya Moscoso entregará el poder próximo. Lo que queda es el recuerdo de denuncias que nunca se resolvieron. El pueblo panameño tendrá la palabra en el sufragio.
PUNTO CRITICO |
 |
|