Estados Unidos ha tomado cartas en el asunto de la reforma de la ONU con la intención de lograr que el debate se centre en la reestructuración del organismo mundial y aplazar para más adelante la discusión de otras cuestiones más polémicas.
Desde que asumió su cargo a principios de agosto, el embajador de EE.UU. ante la ONU, John Bolton, no ha desperdiciado ni un instante para promover la agenda política de Washington en Naciones Unidas.
Washington propuso más de 700 enmiendas al borrador, pero más que cambios, lo que ha sugerido es suprimir planteamientos incómodos para sus políticas como es la financiación al desarrollo, el cambio climático, el desarme nuclear o la justicia internacional, para centrarse sólo en la reforma estricta de la ONU.
"La negociación debe girar en torno a la reforma de las Naciones Unidas y no sobre otros asuntos, lo que nos llevaría mucho tiempo discutir" declaró el portavoz de la misión de EE.UU. ante la ONU, Rick Grenell.
Muchos países ya han mostrado su descontento por la propuesta de EE.UU. de eliminar apartados importantes sobre el desarrollo.