Tenía cerca de 10 años cuando la conocí. Ella era blanca, con rizos cortos rojos como el fuego y un poco rellena. Al verla, caí víctima de su seducción de forma instantánea, la primera noche dormí con ella.
Mi mamá se preocupó, pues sabía que era muy joven para amar tan intensamente. Pero yo era un niño rebelde y, como buen muchacho, no le hice caso, por lo que seguí adelante con mi terquedad amorosa.
Nada ni nadie nos podía separar. Sin embargo, a pesar de tanto amor profesado el uno por el otro, ella me hacía cometer errores, que en algunas ocasiones eran costosos.
Entonces tuve la oportunidad de ir a su casa. Mi papá me llevó junto a un amigo. Yo era un imberbe de 13 años, era el momento de conocer de dónde venía, qué hacía, cómo era ella en realidad. Tenía que conocer sus reglas, a pesar de ser muchas las entendí todas.
Tengo que confesarlo me moría de celos al ver como esos hombres la tomaban en sus manos, pero con el transcurso del tiempo me sentí un poco más a gusto, pues pude ver la delicadeza con que la trataban esos sujetos desconocidos. Apreciaba el cariño que ellos le daban, y al final me identifiqué con esas personas que intimaban con mi amada.
Cuando cumplí los 16 años, logré entender que nuestro amor sería eterno y que jamás me olvidaría de ella, pero teníamos altibajos. Comenzaron las discusiones, de las cuales mi madre era testigo, gritos y lágrimas por doquier, pero al final de la noche nos reconciliábamos y el idilio mutuo volvía.
A medida que iba creciendo, y me convertía en un adulto, pasábamos juntos los 365 días del año. No podíamos separarnos, nos convertimos en uno solo.
Otras me hablaban mal de ella. Me decían que era latosa, que no la entendían, pero cómo dejarla si ella era incondicional conmigo. Como toda relación, le fui infiel con otras, y es que es difícil ser monógamo a lo largo de 15 años de romance. Sin embargo, nadie es como ella, no habla de más, no pelea, no miente, no obstante te falla en una que otra ocasión.
SEAMOS REALISTAS: ¿QUIEN NO LO HACE?
Hoy, a mis 26 años de vida, puedo decir que encontré el amor eterno, un amor correspondido, un amor incondicional. Es algo lindo enamorarse de esta forma, por eso yo la amo y la amaré hasta que cumpla mi ciclo de vida.
Lo que me aterra es que algún día, mi amor quedará ponchao o guillotinado.
La miro y la beso.. la veo volar, rodar. Algunas veces hay hombres que la tocan, la frotan.. le dan una y mil vueltas, pero ella siempre regresa.
Hay quienes de su mano ensalivada le dan un retoque, otros la golpean sin piedad y hay quienes la aprietan más de la cuenta.
De todos modos eres mía, blanquita encantadora. Chiquilla de ojos hermosos. Aquí estaré, hoy, mañana y siempre.
¡Gracias pelotita!