EDITORIAL
Un país con superficie de corcho
El panameño parece que tiene una superficie de corcho, porque con todas las crisis que en distintos períodos ha tenido que afrontar, no se hunde. Actualmente navega en un mar de tormentas y en tiempos borrascosos, pero nada lo hace naufragar totalmente, porque siempre encuentra alternativas que hacen que este pueblo no colapse ante la adversidad.
Estamos frente a una crisis en el conflicto de las bananeras, al aumentar a más de una semana los días de huelga e insólitamente a los trabajadores parece no preocuparle una retirada total de la empresa frutera del área de Puerto Armuelles. Los obreros estiman que es una "guapería" la amenaza de la compañía, porque siempre ha sido el pretexto de anunciar una potencial retirada, en momentos en que se estancan las negociaciones obrero-patronal.
Otro problema que estuvo cogiendo vapor fue la retirada del Consejo Nacional de la Empresa Privada del diálogo que sobre el Seguro Social ha organizado el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ya que el CoNEP no aceptaba precondiciones en las conversaciones, mientras que los obreros son tajantes en rechazar cualquier insinuación de privatización de la institución.
También aquí hay un tranque que dificulta la negociación de ambos aspectos que inciden en la vida nacional. Mientras el país no se pone de acuerdo en solucionar aspectos tan importantes como los ya señalados, la nación sigue perdiendo imagen por la falta de seguridad pública, ya que hay asaltos cotidianos y acaba de aparecer en escena un elemento que era ajeno a nuestra idiosincrasia: "El Sicario", un asesino como el que ultimó a un abogado y a un empresario en restaurantes de la Avenida Balboa.
La postergación del pago de salarios a los docentes, la corrupción que no mengua en las altas esferas oficiales y las turbulencias políticas que pretenden distraer la atención de los problemas fundamentales, son otros aspectos que merecen ser atendidos con prioridad porque se están acumulando una serie de anomalías que el espacio no alcanzara para enumerarlos. A todo esto, la falta de agua potable en Panamá Este y algunos pueblos del interior junto con la voracidad de las empresas que suministran la luz y el servicio telefónico siguen minando la economía del pueblo panameño que, como dijimos al principio, tiene superficie de "corcho", pero que ya tiene agujeros.
PUNTO CRITICO |
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