Al menos 64 personas murieron en una decena de ataques en ocho provincias de Irak, la mayoría contra los servicios de seguridad, en una ola de violencia de la que las autoridades culparon a Al Qaeda y al ex partido gobernante Baaz.
Fuentes policiales indicaron que la cadena de ataques ocasionó, además, 219 heridos.
El atentado más mortífero se registró en Al Kut, capital de la provincia de Wasit, 180 kilómetros al sur de Bagdad, donde al menos 23 personas fallecieron y otras 60 resultaron heridas en un ataque suicida contra la comisaría central de la ciudad.
Según las fuentes, un terrorista empotró un coche bomba que conducía contra las dependencias policiales.
En un ataque similar, perpetrado contra otra comisaría ubicada en el barrio de El Cairo, en el noreste de Bagdad, al menos 15 personas perdieron la vida y 58 resultaron heridas.
En Karbalá, 110 kilómetros al sur de la capital, el estallido de un vehículo cargado con explosivos cerca de otra comisaría en el barrio de Al Naser causó seis muertos y cuatro heridos, dos de ellos agentes.
Además, varias patrullas de la Policía y del Ejército iraquí fueron objetivo de atentados en Faluya, 50 kilómetros al oeste de Bagdad; en la zona de Domiz, al sur de Kirkuk, 250 kilómetros al norte de la capital, y el área de Bahraz, al sur de Baquba, 60 kilómetros al noreste de Bagdad, que dejaron cuatro fallecidos.
También, un puesto de control policial en el barrio bagdadí de Al Bayá, en el suroeste, fue atacado por un grupo de hombres armados que mataron a tiros a un oficial de la policía y causaron heridas a otros dos agentes.
Asimismo se registraron atentados dispersos en otros distritos de la capital; en Mosul, 400 kilómetros al norte de Bagdad, y en Al Maqdadiya y Baladruz, 40 y 50 kilómetros al noreste de Baquba, respectivamente.