 |
Dice que él no recuerda el momento en que iba cayendo a toda velocidad. Despertó en el hospital, al lado de su "mama Mita".  |
Se cayó desde lo alto del décimo piso del edificio Z-5 de Los Libertadores y está vivo. No hay duda que se trata de un milagro. Quizás el Señor quizo agradecer que al niño lo hayan bautizado con su nombre. Alejandro de Dios Castro Moreno a sus tres años era un niño inquieto como todos. El 17 de enero de 1987 se despertó y notó que su madre de crianza no estaba en casa.
El día siguiente al accidente viajaban a Venezuela. Desesperado, buscó por los 60 metros del apartamento y no vio a nadie. ¡Me dejaron!, pensó el chico. De pronto se asomó al balcón, que estaba protegido con una verja, que a su vez tenía una pequeña portezuela que daba acceso al tendedero de ropas. Alejandro se asomó por allí, resbaló y cayó 10 pisos abajo.
Pocos sobreviven a una caída de ese tipo. Una señora, testigo del hecho, cuenta que ese día tomaba café y vio como una especie de muñeco caía al pavimento, rebotando primero en el techo del balcón de un apartamento del quinto piso. Ese muñeco era Alejandro.
El ahora joven de 20 años contó a Crítica que no recuerda el momento en que caía. Según él, pudo haber quedado inconsciente mientras venía hacia abajo.
Su madre de crianza, Mirta Escobar de Somarriba, relató que la caída le produjo a Alejandro múltiples fracturas y un coágulo en el cerebro que no tuvo mayores secuelas, ya que fue removido con éxito. Estuvo 56 días en el hospital.
Mirta destacó que se dio cuenta de lo sucedido cuando vio el alboroto. Había bajado a hacer una llamada telefónica y antes de hacerlo, tuvo un mal presentimiento con Alejandro.
"Si algo iba a pasar, mejor que pasó en tierra y no mientras estábamos en el avión hacia Venezuela", cuenta la señora, recordando algo que le dijo un amigo sacerdote.
DE LAS ALTURAS AL REGGAE
Alejandro está terminando su secundaria en Panasystems, de donde saldrá graduado en Computación. Hace todo tipo de trabajos independientes.
"De la caída no me quedó ninguna secuela física, pero le cogí miedo a los espacios altos abiertos y a los ascensores", reveló.
Es un chico alegre. Se destaca como cantante de reggae, donde es conocido bajo el apodo de "Waka".
"PENSE QUE SE IBA A MORIR"
Tras la caída, Alejandro yacía en el pavimento del complejo habitacional ubicado en la vía Ricardo J. Alfaro. Nadie se atrevía a tocar al niño. Fue tapado con una toalla, porque se pensaba que había muerto. El chico sangraba por la boca y la nariz.
Esto, según Toribio Sanjur, empleado de un almacén en la Peatonal. Dijo que ese día se vestía cuando su madre le avisó que algo había caído del edificio y que la gente estaba parada alrededor de él. Bajo a ver qué sucedía.
Toribio lo tomó en brazos, y una señora puso su auto a disposición, rápidamente se dirigieron hacia al complejo de la Caja del Seguro Social.
"Al llegar al hospital, una enfermera me dijo que pusiera al niño en una camilla. Apenas le conté lo que le había pasado, lo atendieron de inmediato", dijo.
Toribio Sanjur se fue a su trabajo pensando en el niño. Luego se enteró que estaba bien. "Lo vi como 6 meses después, y sentí una gran alegría, porque pensé que no sobreviviría". |