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Enconada batalla que mantiene Miami con Panamá, para obtener la sede permanente del ALCA  |
El diario Nuevo Herald destacó ayer la enconada batalla que mantiene Miami con Panamá, para obtener la sede permanente de lo que sería el bloque comercial más poderoso del mundo: el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Con 34 países miembros y $11,000 millones en servicios y mercancía, el tratado convertirá a sus participantes en el Goliat de la libre empresa.
Según un estudio de Enterprise Florida, la agencia de desarrollo económico del sector privado del estado, la secretaría permanente crearía -directa e indirectamente- más de 400 nuevos empleos y generaría $27.5 millones anuales. Estas cifras no incluyen los 2 millones de trabajos que el informe dice se crearían en todo Miami como consecuencia directa del establecimiento aquí del cuartel principal de los miembros del tratado y las repercusiones astronómicas que ello tendría en la economía en general.
''Nosotros nos tomamos la competencia en serio. Atlanta, por ejemplo, está haciendo un buen trabajo promoviéndose'', dijo Jorge Arrizurieta, presidente de Florida FTAA, agencia estatal a cargo de los esfuerzos de cabildeo para obtener la sede. Desde su perspectiva, no obstante, el caso de Miami es claro como el agua: la ciudad es la ``opción natural''.
Miami, no obstante, tendrá que presentar un caso mucho más fuerte que la habilidad de sus residentes para entenderse en distintos idiomas y para navegar sin problemas el océano cultural de las Américas. Entre otras cosas, tendrá que justificar convincentemente por qué debe radicarse en Estados Unidos la secretaría de un acuerdo en el que la inmensa mayoría de los participantes son países latinoamericanos.
Ni corta ni perezosa, Panamá, que varias fuentes afirmaron es la competencia más significativa de Miami, ha ofrecido a los ministros privilegios que harían su estadía más cómoda: un carril especial para desplazarse hasta el aeropuerto y completo estatus diplomático, entre otras cosas, según informes periodísticos.
No obstante, Arrizurieta insistió en que a la hora de la verdad esos detalles no serían los más importantes. |