Soy escéptico para muchas cosas, particularmente para las relacionadas con la inseguridad ciudadana, empero reconozco que la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado en Panamá se ha intensificado, lográndose resultados significativos en los últimos meses.
Cada día se reportan entre dos y tres casos de capturas de cargamentos de drogas, delincuentes involucrados en delitos de robo y homicidios, lo que me lleva pensar que las autoridades policiales están haciendo su trabajo, aunque aún no le ganan la batalla al hampa.
Hace poco, el presidente Ricardo Martinelli reclamó un período de tres años para convertir a Panamá en el país más seguro de Latinoamérica. Si bien es muy poco tiempo para acabar con los maleantes de cuello blanco, asesinos y ladrones comunes y los camuflados en la política, me pareció inteligente el pedido del Presidente.
El jefe del Ejecutivo es consciente de que si controla la delincuencia en el país, iniciaría una segunda "luna de miel" con ese 60 % de panameños que lo llevaron a la presidencia en el 2009 y que están resentidos por la indiferencia del Gobierno hacia algunas de sus necesidades.
Más allá del debate de elevar las condenas, se impone que los diversos sectores de la sociedad establezcan el compromiso junto al Gobierno de combatir el delito, mediante la aplicación de las leyes existentes que impidan a los delincuentes burlar la justicia.
El Gobierno debe establecer un "Plan Estratégico de Seguridad" fundamentado en estructuras de inteligencia y dotación de equipos para combatir el delito, respaldado por las iglesias, organizaciones cívicas, empresa privada y medios de comunicación.
Paralelamente, los adversarios políticos del Gobierno deben renunciar al pensamiento mezquino de tergiversar la realidad de los hechos delictivos, fomentando el miedo generalizado en los panameños.
Se permite disentir con las políticas oficialistas para combatir el delito, lo que no se permite es magnificar los hechos delictivos mediante la manipulación casi obscena de la información mediática referente al crimen.
Ojalá que el presidente Martinelli cumpla su promesa. Los ciudadanos confían en el mandatario, pero en materia de seguridad, exigen respuestas claras y no salidas políticas.