CUARTILLAS
Propósitos

Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Uno de los propósitos
de estos escritos es premiar al panameño honrado y trabajador.
Por eso, cada vez que puedo, hablo bien de gente que se ha superado
por el esfuerzo y el trabajo honrado. Y por eso también
comento mal las actitudes de muchos panameños, que prefieren
gastarse el dinero en tonterías, en lugar de mejorar sus
condiciones de vida.
Comprendo que es fácil caer en los falsos valores sociales.
Y no dejo sin culpa a cierta publicidad que estimula el consumo
desenfrenado, incluso de cosas que no son necesarias para la
vida. Es decir, de lujos que no pueden darse los pobres.
Por eso critico que un jardinero se gaste más de sesenta
balboas en unas zapatillas de marca; y que una empleada doméstica
se compre el mismo perfume caro de la patrona, para sentirse
"igual a ella".
Pienso que el ahorro es la base para poder mejorar las condiciones
de vida de los panameños pobres, aunque algunos digan
que cómo se va ahorrar cuando no se tiene ni para comer.
He pensado que no es cierto algunos informes de expertos nacionales
y extranjeros, sobre la enorme pobreza que hay en Panamá.
Sostengo que esas cifras no reflejan la realidad de las fiestas
de fines de semana, los millones gastados en juegos de azar,
la plata que se va en lujos y cosas innecesarias, etc.
Ahora debo volver a dudar de los estudios y cifras. Por allí
leí que en Panamá ochocientos mil panameños
que viven en el campo, se encuentran muy pobres, casi pasando
hambre. El dato indica que casi todos los doscientos cincuenta
mil indígenas viven en "extrema pobreza" (no
sabía que había tantos indios en Panamá.
Dudo que estas cifras sean buenas).
Pues bien, cuando leí eso pensé en lo que decía
mi padre: "La tierra es buena y siempre alimenta a quien
la trabaja. Nadie se muere de hambre si trabaja la tierra".
¿Cómo es posible que miles de campesinos pasen
hambre en el interior, donde las semillas de árboles frutales
crecen casi solas?
Como periodista me gusta preguntar a otros, para tener más
ideas de un asunto. Le pregunté a Inocente Martínez,
jardinero de Coronado, por qué ocurría esto.
Dijo Inocente que lo que pasa es que los jóvenes ahora
no quieren sembrar la tierra, y ya poca gente trabaja machete
en mano su tierra. Es decir, que no se esfuerzan por sembrar,
ni los jóvenes ni los viejos.
Claro, que es más fácil "cogerlo suave",
en lugar de sudar la camiseta bajo el sol y la lluvia, cuidando
un terreno que le dará la comida que tanto necesita ese
campesino y su familia.
Creo que todo es cuestión de flojera, de querer "agarrar
los mangos bajitos". Allí mismo en Coronado, los
dueños de terrenos siembran como un "hobby",
y Ud. viera las yucas que sacan, los plátanos, guineos,
ñames y frutas que consiguen de esos terrenos pedregosos.
Siempre recuerdo que mi tío Vicente Lapadula (q.e.p.d.)
en la casa paterna de Parque Lefevre, tenía gallinas y
nunca faltaron los huevos, que son un excelente alimento. Y había
carne para el sancocho. Mi papá era un campesino frustrado
y tenía sembrado el terreno, donde se lograban abundantes
cosechas.
Si esto se conseguía en terrenos llenos de piedras
y mal atendidos, ¡imagínense Uds. lo que conseguiría
un campesino trabajador en su parcela!
No quiero aceptar excusas para que haya campesinos muertos
de hambre en Panamá. Algunos de esos hombres del campo
los ve los fines de semana libando licor sin control, gastando
el poco dinero que consiguen en sus trabajos.
Ese dinero sería mejor empleado en conseguir comida
para alimentarse. Y ni mencionar la plata gastada en juegos de
suerte. ¡Para eso sí hay plata, pero no para comprar
alimentos y mejorar sus viviendas!
No puedo aceptar que alguien se muera de hambre en nuestros
campos. Perdonen los expertos y estudiosos de estos asuntos.
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