No hay ninguna duda de que el plato fuerte de los panameños se salvó. Con la llegada al país de 800 mil quintales de arroz, el mercado vuelve a la normalidad, dejando de lado el peligro de desabastemiento que se pregonaba y que ya comenzaba a sentirse.
Aunque el contingente es para suplir una demanda de sólo dos meses, la medida es sana porque estabiliza el bolsillo de los nacionales que se jalaban los cabellos ante probables especulaciones.
El Ministerio de Desarrollo Agropecuario actuó y, según los cálculos, una vez se consuman los 800 mil quintales, el mercado nacional supliría las necesidades con su producción.
El arroz, que provino del mercado estadounidense, llegó ayer a los muelles 6 y 7 del Puerto de Balboa. Vino como quien dice en bruto; es decir, en cáscara para que las molineras locales realicen el proceso de pilado para después sacarlo a la venta.
Es un proceso rápido que no debe causar mayor efecto en el consumidor acostumbrado a mantener este alimento como su plato principal, por eso los panameños formamos parte de esas dos terceras partes de la población del planeta que lo consume a diario, considerando que es un cereal sano y nutritivo con cualidades que lo vuelven ideal en cualquier tipo de dieta o requerimiento nutricional.
Panamá es el país con mayor hectareaje de arroz sembrado (66 mil) y el país con el más alto consumo de arroz de Centroamérica, con 72 kilos anuales, lo que se traduce 154 libras por persona al año.
Si nos organizamos mejor, tal vez no tendríamos la necesidad de alarmarnos y recurrir a último momento a comprar afuera. Ojalá esta historia no se repita porque entonces sí estaríamos vendiendo la cara de la irresponsabilidad y de la desatención de la sociedad panameña.