La Policía Nacional parece nuevamente estar en el ojo de la tormenta. El año 2005 y parte del 2006 han sido críticos para la Policía. Gran cantidad de denuncias de corrupción, complicidad en fugas, asaltos, abuso policial, uso excesivo de la fuerza y hasta coimas se presentaron contra los agentes policiales.
Informes de la Oficina de Asuntos Internos revelan que desde el 2001 al 2006, han sido destituidos 435 funcionarios por diversas causas y se han registrado más de 17 mil sanciones disciplinarias, amonestaciones verbales y otras faltas al reglamento. Se registraron 506 sanciones de 31 a 60 días de arresto.
Sólo desde septiembre a diciembre del 2005, la institución realizó 157 investigaciones contra los agentes por incumplir con el reglamento de la entidad. De los 157 policías investigados, 22 fueron destituidos, uno fue absuelto, a 27 de ellos se les siguió investigación y al resto se le aplicó sanciones administrativas.
La Defensoría del Pueblo maneja cifras similares que están dentro de un informe especial sobre “excesos y abusos de la Policía en el ejercicio de sus funciones”. En esta institución reposan quejas interpuestas durante los últimos 5 años contra la Policía.
¿QUE HACER POR LA INSTITUCION?
Para algunos, la PN ha sido una institución a la cual le ha faltado mucho apoyo y respaldo, así como el respeto, la cooperación y la atención que las unidades necesitan para poder salir diariamente a resguardar a cada miembro de la sociedad.
Para hacerla más eficiente es recomendable que el Estado reestructure la Dirección de Responsabilidad Profesional de la Policía Nacional, organismo que vela por el profesionalismo de sus miembros, para que sea dotada de autoridad, independencia y recursos apropiados para atender las quejas de la población.
PROGRAMA DE DESARROLLO HUMANO EN LA POLICIA
Actualmente la PN realiza programas tendientes a reforzar la educación, conducta y responsabilidad de los más de 13 mil agentes que conforman este estamento de seguridad.
Para tales fines dentro de la institución se implementa el "Programa de Desarrollo Humano Integral", a cargo de la asesora y psicóloga de la Policía, Dra. Geraldine Emiliani.
La doctora Emiliani señaló que desde un principio detectó que la institución posee un policía comprometido que cumple cabalmente con sus obligaciones.
Emiliani dijo estar sorprendida al descubrir que el policía "vive, piensa y sueña con sacar adelante su trabajo y todo aquello en lo que ha empeñado su palabra en brindar seguridad arriesgando su vida".
La psicóloga reconoció que es doloroso ver a un policía cometer un acto delictivo y que en la institución sí existen algunos malos policías, por lo que está de acuerdo en la depuración.
Emiliani indicó que el "Programa de Desarrollo Humano Integral", como parte del plan de rescate institucional, permite que el “Plan de Seguridad Integral” cubra en profundidad las áreas cruciales del desarrollo humano y el desarrollo de las actitudes y habilidades profesionales.
BENEFICIOS DEL NUEVO PROGRAMA IMPLEMENTADO
Con esto, según la psicóloga, se busca acabar con el uniformado mediocre y corrupto. Para ello se requiere de una selección científica e imperativa, a través de una reevaluación bianual de todos los policías en ejercicio. También se busca eliminar el abuso de algunas unidades para con sus subordinados, mejorar la calidad de vida y ofrecerle los beneficios adecuados y el contacto directo con su familia, indicó.
Señaló que este programa es formativo, preventivo y brinda amplias ventajas competitivas. Asimismo alienta la actitud de servicio, eleva el sentido de pertenencia, los sentimientos de amor y responsabilidad y lucha ante los problemas de las unidades.
De igual forma ofrece la oportunidad de corregir y ajustar las actuaciones indebidas de sus asociados de una manera más directa, al tiempo que fomenta la cortesía, los buenos modales, la prudencia y el tacto, así como el arreglo personal, y puntualidad como carta de presentación.
Este programa, indicó, robustece el liderazgo que se considera un potencial ligado a la inteligencia emocional y a la personalidad. La formación de un líder uniformado debe ser permanente y progresiva a lo largo de su carrera, recalcó.
En cuanto al papel de la sociedad civil, sostuvo que ésta no puede quejarse de la situación actual de los uniformados sin hacer algo para cambiarlo y tampoco puede ser indiferente ante las atrocidades, la injusticia y la creciente amenaza de una falta de valores de algunos cuantos.
"Hoy día se necesitan hombres y mujeres decididos a cambiar la forma de vida de la sociedad. Es un gran reto, pero la esperanza por un Panamá mejor debe alentarnos a colaborar con una actitud amigable hacia esta gran organización llamada Policía Nacional", puntualizó la psicóloga.