En este Mensaje al Corazón enfoquemos bíblicamente el tema de la esperanza, pues siempre tiene aplicación en la realidad. Los apóstoles se sentían felices y alegres por tener a Cristo y abandonaron todo por seguir sus enseñanzas. Al sentir cerca la muerte de su Maestro, cayeron víctimas del miedo. Habían prometido no abandonarlo jamás, pero al llegarle la hora a Jesús tuvieron pánico, huyendo cuando la colectividad los señalaba como sus seguidores. Sólo María, firme, obediente, fiel, plena de una profunda fe, no se alteró ni huyó: llena de calma, dueña de sí, controló sus emociones y cooperó con Cristo. Ella es nuestro mayor ejemplo de fe y esperanza.
El mayor problema de los apóstoles, entonces, fue la actitud negativa. El miedo paraliza e impide pensar. Aprendamos que a más fe, menos miedo, a menos fe, más miedo. La fe tiene que ver con el sentido de la vida. Nos sacrificamos en la medida que encontramos un significado a lo que hacemos. Cristo dijo: "Si el grano no muere, no da frutos". Jesús se les da a conocer como un ser extraordinario de muchas formas, con el fin de afianzar aún más la fe de sus apóstoles a través de la transfiguración, la resurrección, la ascensión al cielo y, como un hecho también milagroso, en la Eucaristía. Jesús triunfa y queda como Señor de la historia con todo su poder y su gloria.
Para fortalecer esa fe y mantener siempre esa llama Viva, Crítica en Línea, envió al Espíritu Santo -que es la comunión del Padre y el Hijo- a sus apóstoles y al mundo, creando así hombres nuevos con una fe intensa, firme y sincera. Confirman su fe en Cristo a través de su resurrección recibiendo el mandato de predicar a todas las generaciones y sintiendo la necesidad de evangelizar llevando el verdadero mensaje para hacer un mundo nuevo con hombres nuevos. Es el Espíritu Santo quien concede el don de la fe y ésta alimenta y fortalece la esperanza.
PARA QUE EL MUNDO SE LLENE DE ESPERANZA Y CAMBIE SE NECESITA:
Evangelización: Escuchar y vivir la Palabra del señor.
Eucaristía: Sacramento o comunión del Pan Eucarístico.
Pentecostés: Recibir el Espíritu Santo. Encuentro con el Dios pleno que da fuerza y poder en el espíritu para seguir adelante.
Iglesia: Comunidad de los fieles en torno a Cristo.