El Banco de Sangre del Hospital Santo Tomás y el Hospital del Niño está en una verdadera crisis. Sencillamente no hay sangre que proveer para los casos de urgencias que la necesiten.
El propio Carlos Montero, jefe del Programa Nacional de Sangre Segura del Ministerio de Salud (MINSA), advirtió ayer en un comunicado del ministerio que si en las próximas 24 horas se registrase un accidente automovilístico con saldo de heridos, los cirujanos del Hospital Santo Tomás y el Hospital del Niño no tedrían cómo compensar la pérdida de sangre de los pacientes.
Se trata de una disminución de 20 mil unidades por debajo de las 64 mil requeridas para el normal funcionamiento de las salas de cirugía.
Uno de los grandes muros con los que se han enfrentado los encargados del banco de sangre, es la propia falta de desprendimiento y solidaridad de parte de muchos panameños. Se trata de que ya no hay gente que quiera donar sangre, sino venderla. Solo de pensarlo, da vergüenza.
El viejo slogan que se usaba para solicitar pintas de sangre era "Alguien vive cuando alguien da". Antes, su significado era que quien vivía era el que recibía la sangre. Hoy en día, el que la dona es el que quiere quedar viviendo.
Simultáneamente, se están multiplicando los accidentes de tránsito, y los actos violentos en las calles, que causan centenares de heridos los cuartos de urgencia de nuestros hospitales en todo el país.
No podemos ser tan mezquinos e interesados. En algún momento, podría tocarnos a nosotros estar en posición de estar necesitados de sangre. En casos de urgencia extrema, en los que los familiares son notificados minutos o horas después de que estamos heridos, ¿qué va a ser de nosotros si no hay sangre para una transfusión que pudiese salvar nuestras vidas?