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Juan Pablo II proclamó santo al Hermano Pedro de Betancur durante una imponente misa en Guatemala.  |
El Papa Juan Pablo II proclamó ayer al primer santo de Centroamérica, a quien puso de ejemplo como motor de transformación de la sociedad y de la dignidad humana, ante cientos de miles de personas que le tributaron una entusiasta bienvenida.
''El nuevo santo es un apremiante llamado a practicar la misericordia en la sociedad actual, sobre todo cuando son tantos los que esperan una mano tendida que los socorra'', afirmó el pontífice en la homilía de la misa en la que se proclamó la santidad del Hermano Pedro de Betancur.
Betancur fue un misionero laico español que dedicó su vida a curar enfermos, proteger desvalidos e impulsar la fe católica en la capital del Reino de Guatemala, en el siglo XVII.
El Papa puso de ejemplo a Bentacur y exhortó "a pensar en los niños y jóvenes sin hogar, en las mujeres abandonadas, en los marginados, en las víctimas del crimen organizado, en los enfermos desatendidos o en los ancianos que viven en soledad".
El pontífice, anciano y enfermo, manifestó su esperanza de que la herencia del nuevo santo "ha de suscitar en los cristianos y en todos los ciudadanos el deseo de transformar la comunidad humana en una gran familia, donde las relaciones sociales, políticas y económicas sean dignas del hombre, y se promueva la dignidad de la persona con el reconocimiento efectivo de sus derechos inalienables".
Las nubes que taponaban el cielo en una mañana ventosa y fresca no empañaron el entusiasmo de las más de 350.000 personas que celebraron su santo compartido como orgullo de Guatemala y Centroamérica.
El pontífice manifestó su "aprecio y cercanía" a los indígenas, a quienes afirmó que "merecéis todo respeto y tenéis derecho a realizaros plenamente en la justicia, el desarrollo integral y la paz". |