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Lo de ayer no es más que el resultado de un nuevo mal presagio que cierne sobre nuestro fútbol, en el que otra vez la falsa expectativa pero sobretodo en el terreno, con fallas tácticas, se sacó un empate frente a un equipo en el que se consideraba "ganable" pero que al final terminó bailándonos el songo y el guaguancó, y nosotros a empezar a llorar al son de la triste melodía de la "nueva trova".
Cuba nos dio una lección de lo que fue jugar bien, pero especialmente a jugar con oficio, con tranquilidad y con la cabeza y los pies bien puestos sobre un equipo panameño que quería hacer contragolpes, con cinco defensas para ser más reservados, pero con la desesperación de jugar "a lo loco" y desconcentrándose en todos los sentidos, es decir, volvimos a cometer los errores de cada jugador haciendo su propio partido y no para el equipo.
No sabemos qué pensaba Stoichita hacer y a qué quería jugar realmente, en el que si quería hacer de este equipo más ofensivo, se equivocó, porque a la hora de definir, no hemos sabido hacerlo y hasta nuestra delantera quería pensar dos veces.
El juego, fue malo en planos generales; el arbitraje fue cuestionado mas no incidió para nada, sino más bien, fue la mala forma en que se jugó y por lo tanto, en la afición quedó un mal sabor de boca.
Presiento una eliminación anunciada, si no mejoramos, ya que lo de ayer pasó, pero allá, con todo en contra, solo pensamos cuál va a ser el final. |
