OPINION


Datos

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Por Milcíades Ortiz Jr.
Catedrático

Cuando el guardia de seguridad pidió hablar conmigo, pensé que había estacionado mal mi automóvil.Pero estaba equivocado. Dicho trabajador quería contarme un rosario de problemas que tiene con la agencia que lo emplea. Respiré aliviado, y le dije que ya había recibido quejas de otros compañeros. Parece que es común la disconformidad que hay en algunos guardias de seguridad con sus empleadores.

Primero me informó que trabaja unas doce horas al día y que luego no quieren pagarle las horas extras como dice el Código de Trabajo.

Me quedé callado, pero pensé en el peligro que es tener a una persona cuidando un lugar por más de ocho horas. Tendrá que estar cansado, aburrido, con ganas de irse a su casa. No creo que esta condición de cansancio lo tenga alerta ante cualquier atraco.

Y no pagarle las horas extras como dice la ley, sencillamente es un atraco que comete con ellos la agencia que les da empleo.

Añadió que no le pagan Seguro Social. Otra violación de las leyes panameñas. No sé cómo se le ha escapado al Licdo. Jované en sus pesquisas a empresas que no le pagan seguro a sus empleados.

También me dijo que a los cinco meses no es extraño que se queden sin empleo. Imagino que los sacan para evitar permanencia y cualquier otra obligación. Esto es poco noble (en resumen, una bellaquería).

Aunque el Código de Trabajo dice que hay que darles uniformes a los trabajadores que los necesiten, mi informante se quejó que tenía que pagar el suyo.

Menos mal que sí le dan la pistola, sino los habrían "congueado" de manera total.

Me hizo esas denuncias el guardia de seguridad para que las haga públicas. El piensa que alguna autoridad se preocupará por evitar esta moderna explotación del "hombre contra el hombre".

Espero que funcionarios del Ministerio de Trabajo y del Seguro Social que lean esta columna (escrito), se tomen la molestia de llevarla al departamento respectivo para que investiguen.

En realidad, los guardias de seguridad privados le están economizando millones de balboas al gobierno. Esto es así, porque la Policía no tiene que vigilar empresas, negocios, etc.

Ellos se merecen ser tratados justamente. Un sueldo de poco más de trescientos balboas al mes no justifica el abuso del patrón.

Otro dato que deseo mencionar es la campaña contra la Comisión de la Verdad.

En primer lugar, leer el informe de dicha comisión (nombrada por este gobierno), nos pone los pelos de punta. Y nos señala que ha hecho falta mucha justicia contra quienes violaron los derechos humanos de algunos panameños, que luchaban por la democracia. No he visto antes ningún documento de los encargados de investigar en Panamá, que indique de manera descarnada las torturas y vejámenes a que fueron sometidos decenas de panameños en los años de la dictadura de los militares y sus secuaces civiles.

Aparte de lo que sufrieron, también aparecen allí nombres de sujetos poco-humanos, supuestamente autores (o que saben) de estas desapariciones y crímenes.

Es falso que prescriben (terminan) los delitos contra los derechos humanos. Allí tenemos los casos de Chile y Argentina, donde luego de treinta años altos militares van a la cárcel por ser torturadores.

Lástima que en Panamá no tengamos alguien de la estatura del Juez Garzón de España, que persigue a los torturadores.

 

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