Los jóvenes no tienen la culpa real de la cultura de violencia que impera actualmente. Ni del incremento del consumo de drogas. Ni de las violaciones sexuales. Ni de los embarazos precoces. Ni del bajo rendimiento escolar. Ni del culto a lo efímero y a los antivalores familiares. Los jóvenes son víctimas, no victimarios. Pero es más fácil culparlos a ellos, que culpar a los verdaderos responsables.
Los dueños de algunas discotecas, de empresas productoras de licor, de almacenes de "ropa juvenil", de ciertas empresas televisoras; los productores y distribuidores de drogas, las empresas tabacaleras; los fabricantes y vendedores de condones; los propietarios de radioemisoras; los fabricantes y traficantes de armas; los productores musicales de esos ritmos nuevos y salvajes...
Todos son adultos, y algunos superan los 50 años. Es esa gente la que mantiene en el ambiente el tema de la violencia, la droga, el sexo libre, el consumo de licor, la vulgaridad y la individualidad por encima de la solidaridad familiar y vecinal.
Es esta gente la propugna la idea de que vales por lo que tienes y por lo que eres. Son estos comerciantes quienes prefieren que el ambiente se mantenga así, enrarecido, para poder vender sus productos de la muerte. Los jóvenes son víctimas... pobres y tontas víctimas. |