La delincuencia tiene cara de maldad.
La madrugada de ayer, domingo, cuatro delincuentes, mientras la ciudad dormía, esperaban pacientemente a sus víctimas agazapados en una esquina de una vereda en la calle principal de Santa Marta, en San Miguelito. Tal vez fumándose un cigarro para "matar" tiempo y haciendo turnos.
Sus ambiciosos ojos se agrandaron cuando vieron que se acercaban dos personas a quienes ya tendrían planeado "bolsearle" los bolsillos y saquear las billeteras.
Lo que ellos ignoraban es que los dos hombres que se aproximaban estaban "limpios" porque habían dejado lo poquito que tenían en una gallera. Los dos caminantes se despedían, cada uno para su casa, cuando de pronto "saltaron" los delincuentes, y al percatarse que "el negocio" no tendría frutos, sacaron sus armas de fuego, a lo que los dos hombres salieron huyendo. Las balas empezaron a caer e impactar en el primer sólido que encontraran. Los proyectiles se estrellaron en la espalda y en la cadera de sus víctimas, uno de los cuales cayó en la vereda "El Guandú".
Los gritos y las detonaciones alertaron a la comunidad, llegó la Policía para auxiliar a los heridos, pero a los criminales se los había tragado la noche.
Las víctimas de las balas terminaron en el Hospital San Miguel Arcángel.
¿Y los delincuentes? Tal vez estén agazapados, fumando otros cigarros o "bajando una pinta" en algún callejón en espera de sus próximas víctimas.