Existen cuatro razones de peso para rechazar la Propuesta de ampliar el Canal, construyendo un tercer juego de esclusas, presentada por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) el 24 de abril pasado.
La primera es económica. El proyecto parece ser un mal negocio, pues lo más probable es que sus costos superarían a sus beneficios. Dicho de otra forma, la rentabilidad sería ínfima o "negativa", hecho que la ACP pretende encubrir subestimando los costos de inversión del proyecto e inflando los pronósticos de tránsitos e ingresos, aún por encima de lo que sugieren sus propios "expertos".
La segunda razón es que ni el gobierno, ni la administración de la ACP, se merecen la confianza del pueblo panameño. El gobierno, controlado por el Partido Revolucionario Democrático (PRD) tiene antecedentes funestos en materia de probidad y responsabilidad fiscal, aparte de que ha incumplido todas sus promesas electorales. Y a la ACP la agobia un grave conflicto de intereses, pues su Administrador y varios miembros de su Junta Directiva están vinculados comercialmente con empresas que se beneficiarían de la construcción de las nuevas esclusas, como son constructoras, bancos y firmas de abogados ligadas a navieras. Como si ello fuera poco, la ACP ha retenido ilegalmente más de mil millones de dólares que debería haber entregado al gobierno para atender las necesidades sociales del pueblo.
La tercera razón son las prioridades nacionales. Existen grandes necesidades que deben ser afrontadas hoy, no postergadas por más tiempo. Hace apenas seis años que recibimos el Canal, luego que el mismo permaneciese por casi un siglo en manos de los E.U. Lo más racional parece ser aprovechar sus ganancias para combatir la pobreza y fortalecer la salud, educación, y condiciones habitacionales y de transporte del pueblo panameño, antes que despilfarrarlas en un proyecto de alto riesgo.
La cuarta razón es la seguridad ambiental y social. Existe el peligro de que las nuevas esclusas y sus "tinas de reciclaje" incrementen la salinidad de los lagos Alajuela y Gatún y que, al suscitarse alguna de las sequías, causen la reducción del nivel de dichos lagos a niveles críticos. Ambos problemas podrían afectar el abastecimiento de agua al sector metropolitano.
¿La opción? Negociemos con los principales usuarios un convenio para ampliar el Canal (o construir un canal a nivel) sobre la base del beneficio mutuo, aportando ellos el dinero y Panamá su posición geográfica. Analicemos sus condiciones y, si nos convienen, aceptémoslas. Si no, utilicemos las ganancias del Canal para modernizarlo y, simultáneamente, afrontar las necesidades sociales del pueblo y apuntalar una estrategia multi-sectorial de desarrollo.