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Victorio Vergara  |
Aunque parezca irónico decir esto, pero así fue, el Tigre de la Candelaria, una de las figuras más importantes del quehacer artístico típico, de los últimos 50 años, nunca llevó efectivo dentro de su billetera.
Así nos confesó José "Nonín" Jaén, amigo personal del Tigre y con quien trabajó cerca de 25 años en la promoción de actividades bailables. Y es que por aquellos años en los cuales "el Tigre" iniciaba su carrera allá, en su natal provincia de Los Santos, para el hombre que llevara una cartera en el bolsillo del pantalón esto era símbolo de distinción. Victorio quien ya era conocido en muchos lugares de la provincia, compró una cartera; en una ocasión al terminar un toque en el pueblo de Paritilla se montó en su caballo y se dirigió a su residencia en el pueblo de Paraíso y al llegar a casa se percató de que en el trayecto del viaje había perdido la cartera y los 6 pesos (3 dólares) que había cobrado esa noche y desde entonces nunca más llevó dinero en su cartera. Estas son algunas de las muchisimas anécdotas de un hombre que se dio a querer y que tal vez nunca se percató de su grandeza pues como nos dice Jaén, Victorio Vergara se puede resumir en una frase "grande en la humildad" no había persona a la que Victorio no se le acercara y le tendiera la mano o le diera una palmada en el hombro, haciendo sentir importante a todo el que le rodeaba.
El Tigre Victorio nació el 19 de febrero de 1944, aprendió a tocar el acordeón a escondidas de su padre, en el anonimato, cobrando en sus inicios B/ 0.75 luego B/ 1.50 y su primer aumento fue de 2 y 3 dólares por toque.
Victorio inició su escalada al éxito, junto a Lucy Quintero y poco a poco fue ganándose el público capitalino y logró llegar a los jardines propiamente establecidos, pero antes tuvo que conquistar las grandes masas de bailadores que asistían a los famosos toldos donde artistas como Teresín Jaén, tenían un lugar ganado.
A diferencia de lo que se puede pensar, Victorio Vergara mantuvo una gran disciplina pues al terminar cada toque no tomaba un trago más, nos indicó Jaén, pues como él decía, ya había terminado su trabajo.
Muchas cosas se han dicho y muchas cosas quedan por decir de este símbolo de la panameñidad, pero en lo que siempre se coincidirá será en el hecho de que no será fácil escuchar otro acordeón con las dimensiones que "El Tigre" le dio. |